martes, 30 de abril de 2013

POEMAS DE ÁNGEL GANIVET.


A caballo entre el siglo XIX y el XX destacan los escritores andaluces Ángel Ganivet, Manuel Gómez-Moreno, Manuel y Antonio Machado y Francisco Villaespesa, tradicionalmente encuadrados en la llamada Generación del 98.

 

 

AUN, SI ME FUERAS FIEL

Aun, si me fueras fiel,
me quedas tú en el mundo, sombra amada.
Muere el amor, mas queda su perfume.
Voló el amor mentido,
más tú me lo recuerdas sin cesar...
La veo día y noche.
En mi espíritu alumbra
el encanto inefable
de su mirada de secretos llena.
Arde en mis secos labios
el beso de unos labios que me inflaman,
que me toca invisible,
y cerca de mi cuerpo hay otro cuerpo.
mis manos, amoroso,
extiendo para asirla
y matarla de amor entre mis brazos,
y el cuerpo veloz huye,
¡Y sólo te hallo a ti, mujer de aire!


 
VIVIR
 
Lleva el placer al dolor
y el dolor lleva al placer
¡vivir no es más que correr
eternamente alrededor
de la esfinge del amor!
 
Esfinge de forma rara
que no deja ver la cara...
mas yo la he visto en secreto,
y es la esfinge un esqueleto
y el amor en muerte para.
 
 
 
 
 
EN EL NADIR HISTÓRICO DE ESPAÑA
 
En el nadir histórico de España,
Entre la humillación y el desaliento,
Como un profeta alzó la voz al viento,
Voz salida del fondo de su entraña.
Combate secular en tierra extraña
Malgastó la energía y el talento
Que hubieran impulsado el movimiento
Fecundo y creador de otra campaña.
Replegados detrás de la frontera,
Dibujemos la nueva perspectiva
Con espíritu firme y poderoso.
Un nuevo Siglo de Oro está a la espera,
Mas sólo ha de llegar si el alma activa
Su potencial castizo y luminoso.
 
EL ESCULTOR DE SU ALMA
Fragmento de la obra de teatro
 
Ya sólo quiero crear
la estatua que estoy creando
y ahora la estoy comenzando
y no la podré acabar
hasta que pueda expirar ...
(levantándose imperioso)
¡Porque esta estatua soy yo!
Mi obra está dentro de mí. ..
¡Que sólo el que crea en sí
puede afirmar que creó
y que algo al morir dejó!
Pierde el trabajo que diere
todo artista que quisiere
dar vida a algo inmortal
en papel, lienzo o metal. ..
¡Todo eso es materia y muere!
[ ... ]
De mis obras que nacieron
sólo mi «Alma» me cautiva!
 
 
 
 
Generación es el conjunto de personas que, por haber nacido en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales semejantes, se comportan de manera afín o comparable en algunos sentidos. 
 
En la Biblia la palabra generación aparece 164 veces. El Salmo 145 en su verso 4 canta así:    

“Generación a generación celebrará tus obras,
Y anunciará tus poderosos hechos.” 

Este salmo es un himno grandioso, triunfal, redactado en acróstico, donde cada versículo comienza por una letra distinta, con excepción de la letra nun.  

Es el ultimo salmo que lleva en el titulo la inscripción «De David», aunque el lenguaje es bastante arameo y las citas de otros salmos indican una composición tardía. Esta es su estructura: 

I.              El salmista ensalza a Dios por sus hechos estupendos (vv. 1 -9).
II.            Desea que todos tributen esas alabanzas a Dios (vv. 10-20).
III.           Concluye con una resolución de continuar alabando a Dios (v. 21). 

Los creyentes de cada generación han reconocido y adorado a Dios.
A pesar de que los seres humanos le dan la espalda a Dios, Él les ha sido fiel generación tras generación.  
 
 
 
Casa Molino de Ángel Ganivet.

LA GENERACIÓN DEL 98.


 

La Generación del 98 está formada por un grupo de escritores ensayistas y poetas españoles que, nacidos entre 1864 y 1875, tienen una formación intelectual bastante semejante, un estilo con aspectos comunes que rompe con la literatura anterior, un acontecimiento que los aglutina: el desastre de 1898, y un guía espiritual reconocido por todos, Miguel de Unamuno. Es también llamada generación del desastre en alusión a la pérdida de Cuba por España.  

Se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Guam, Cuba y las Filipinas en 1898.  

Habrá que esperar hasta 1934, con la conferencia de Pedro Salinas sobre "El concepto de generación literaria aplicado a la del 98", para que se fije definitivamente esta manera de identificar a una generación que representó un fenómeno importante por cuestionarse la tarea intelectual frente a España y la política española, y plantearse el dilema de una literatura acorde con esas inquietudes. Muchos de sus representantes estaban ligados a la Institución Libre de Enseñanza, que dirigía Francisco Giner de los Ríos 

Estos autores, a partir del denominado Grupo de los Tres (Baroja, Azorín y Maeztu), comenzaron a escribir en una vena juvenil hipercrítica e izquierdista que más tarde se orientará a una concepción tradicional de lo viejo y lo nuevo. Pronto, sin embargo, siguió la polémica: Pío Baroja y Ramiro de Maeztu negaron la existencia de tal generación, y más tarde Pedro Salinas la afirmó, tras minucioso análisis, en sus cursos universitarios y en un breve artículo aparecido en Revista de Occidente (diciembre de 1935), siguiendo el concepto de «generación literaria» definido por el crítico literario alemán Julius Petersen; este artículo apareció luego en su Literatura española. Siglo XX (1949). 

Sobresalen en la Generación del 98 autores como Ángel Ganivet (1862-1898), autor de Idearium español (1897); Joaquín Costa (1846-1911); Miguel de Unamuno (1864-1937), con obras como En torno al casticismo (1895), Vida de Don Quijote y Sancho (1905) y Del sentimiento trágico de la vida (1913); Ramiro de Maetzu , quien enumeraba los engaños que dominaban a España en el campo de la prensa, la política, la oligarquía y el caciquismo, la literatura y la ciencia, las supuestas glorias históricas, y, como otros jóvenes rebeldes de su tiempo (el mismo Unamuno o Martínez Ruiz , Azorín), rechazaba la guerra colonial en todas sus manifestaciones; José Ortega y Gasset , que, en realidad, trascendió el marco de esta generación. Debe mencionarse también la obra de Azorín (El alma castellana 1900); La ruta de don Quijote (1905), Antonio Machado (Soledades y Campos de Castilla, sobre todo), Pío Baroja ( La raza; La lucha por la vida , 1904), Ramón María del Valle-Inclán, Vicente Blasco Ibáñez, Gabriel Miró. 

José Ortega y Gasset distinguió dos generaciones en torno a las fechas de 1857 y 1872, una integrada por Ganivet y Unamuno y otra por los miembros más jóvenes. Su discípulo Julián Marías, utilizando el concepto de «generación histórica», y la fecha central de 1871, estableció que pertenecen a ella Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Carlos Arniches, Vicente Blasco Ibáñez, Gabriel y Galán, Manuel Gómez-Moreno, Miguel Asín Palacios, Serafín Álvarez Quintero, Pío Baroja, Azorín, Joaquín Álvarez Quintero, Ramiro de Maeztu, Manuel Machado, Antonio Machado y Francisco Villaespesa. 

La crítica al concepto de generación fue realizada inicialmente por Juan Ramón Jiménez en un curso dictado en los años 50 en la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras), y luego por un importante grupo de críticos que va desde Federico de Onís, Ricardo Gullón, Allen W. Phillips, Ivan Schulman, y termina con las últimas aportaciones de José Carlos Mainer, Germán Gullón, entre otros. Todos ellos han puesto en duda la oposición del concepto de generación del 98 y de modernismo.

 
 
 
CONCEPTO DE GENERACIÓN LITERARIA. 

Una Generación literaria, es un grupo de escritores, vinculados por una serie de ideologías y de estilos en un margen determinado de tiempo (generalmente quince años, aproximadamente). Para que una generación literaria sea reconocida como tal, deben cumplirse una serie de premisas:
a) Proximidad entre los años de nacimiento (aproximadamente quince).
b) Formación intelectual semejante.
c) Convivencia personal.
d) Un hecho generacional que les obliga a reaccionar; por ejemplo, en la Generación del 98 todos reaccionaron con el llamado Desastre del 98.
e) Empleo peculiar del idioma, claramente diferenciados respecto a los de la generación precedente.
f) Anquilosamiento de la anterior generación.

La primera referencia significativa de la denominada Generación del 98, proviene del historiador y político G. Maura, en un artículo publicado en "El Faro", El 23 de febrero de 1908. Maura habla de: "...una generación que ahora llega, generación nacida intelectualmente después del desastre...". En 1910 José Martínez Ruiz (Azorín), entendía por Generación del 98, al conjunto de pensadores y de escritores, nacidos, por lo general, entre 1865 y 1875.

El factor común a todos los integrantes de la Generación del 98, era el desastre español de 1898: la derrota de España en Cuba y Filipinas, que con el Tratado de París firmado el 10 de diciembre de 1898, obliga a España a conceder la independencia de Cuba y ceder Puerto Rico y Filipinas a Estados Unidos. Este acontecimiento supuso la pérdida de las últimas posesiones coloniales de España en Hispanoamérica.

Lo que mejor define el sentido de la obra de los hombres del 98, es su profunda meditación acerca de la esencia y el significado de lo español e relación con lo europeo. Este grupo de escritores, en 1898 creyó en el fin del Imperialismo Español. La mayoría de ellos tenían la misma edad, intereses; las mismas inquietudes, ideas y actitudes políticas. Se sintieron atraídos, por las nuevas corrientes políticas del socialismo. Aunque finalmente serían conservadores.

Miguel de Unamuno es el de mayor edad de los escritores de la Generación del 98, es el primero en definirse diferente, al igual que sus amigos. Sin embargo tienen un mismo interés, hablar de España en sus obras literarias. Escribieron novelas, cuentos, ensayos y obras de teatro. Se distinguen por la sencillez, claridad, rechazan construcciones sintácticas vacías de contenido.

Castilla es la fuente de inspiración. El paisaje: hostil, árido, solo y seco; dibuja perfectamente una España en decadencia política, cultural, económica y social.

Unamuno, Machado, Azorín, Valle Inclán, Baroja, Maeztu y Jacinto Benavente, construyen un equipo de trabajo arduo. Cada uno logró expresar e imponer un estilo propio, aunque se podría indicar que el manejo verbal es común en todos ellos. Revolucionaron en ideas, lengua y en las formas estéticas. Los temas que abordaron son de toda clase como: miseria, desempleo, clases bajas, soledad, muerte, moral, desesperanza, religión, desenfreno social, Dios, existencia y descripción de paisajes o conductas humanas. La belleza, profundidad, realismo, filosofía y crítica que se observan en las obras de estos autores no tienen comparación.

La situación política, la pérdida de colonias, la pobreza, los disturbios, la tiranía de Primo de Rivera, la soledad o aislamiento de España fueron las razones de por qué surgió este grupo de intelectuales. Trascendieron e influyeron en las generaciones futuras.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER.


El Romanticismo literario en España tuvo uno de sus polos fundamentales en Andalucía, con autores como el Duque de Rivas, José Cadalso y Gustavo Adolfo Béquer.
 

 
 
 
POEMAS DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
 

RIMA VI
Como la brisa que la sangre orea
sobre el oscuro campo de batalla,
cargada de perfumes y armonías
en el silencio de la noche vaga,
 
Símbolo del dolor y la ternura,
del bardo inglés en el horrible drama,
la dulce Ofelia, la razón perdida,
cogiendo flores y cantando pasa.
 
RIMA XXI
—¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
 
RIMA XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
 
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?
 
RIMA XXXVI
Si de nuestros agravios en un libro
se escribiese la historia,
y se borrase en nuestras almas cuanto
se borrase en sus hojas.
 
¡Te quiero tanto aún! ¡Dejó en mi pecho
tu amor huellas tan hondas,
que sólo con que tú borrases una,
las borraba yo todas!
 
RIMA XLVII
Yo me he asomado a las profundas simas
de la tierra y del cielo,
y les he visto el fin o con los ojos
o con el pensamiento.
 
Mas ¡ay!, de un corazón llegué al abismo
y me incliné un momento,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡Tan hondo era y tan negro!
RIMA XXXVIII

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
nadie así te amará.
 
RIMA XLIII
 
Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.
 
¿Qué tiempo estuve así? No sé; al dejarme
la embriaguez horrible del dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía al sol.
 
Ni sé tampoco en tan horribles horas
en qué pensaba o qué pasó por mí;
sólo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.

 
 

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER 

(Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836-Madrid, 1870) Poeta español. Hijo y hermano de pintores, quedó huérfano a los diez años y vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla, donde estudió humanidades y pintura.  

En 1854 se trasladó a Madrid, con la intención de hacer carrera literaria. Sin embargo, el éxito no le sonrió; su ambicioso proyecto de escribir una Historia de los templos de España fue un fracaso, y sólo consiguió publicar un tomo, años más tarde. Para poder vivir hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones de obras de teatro extranjero, principalmente del francés, en colaboración con su amigo Luis García Luna, adoptando ambos el seudónimo de «Adolfo García».

Durante una estancia en Sevilla en 1858, estuvo nueve meses en cama a causa de una enfermedad; probablemente se trataba de tuberculosis, aunque algunos biógrafos se decantan por la sífilis. Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano Valeriano, publicó su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas, y conoció a Julia Espín, según ciertos críticos la musa de algunas de sus Rimas, aunque durante mucho tiempo se creyó erróneamente que se trataba de Elisa Guillén, con quien el poeta habría mantenido relaciones hasta que ella lo abandonó en 1860, y que habría inspirado las composiciones más amargas del poeta. 

En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, hija de un médico, con la que tuvo tres hijos. El matrimonio nunca fue feliz, y el poeta se refugió en su trabajo o en la compañía de su hermano Valeriano en las escapadas de éste a Toledo para pintar. 
La etapa más fructífera de su carrera fue de 1861 a 1865, años en los que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas periodísticas y redactó las Cartas literarias a una mujer, donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor. Una temporada que pasó en el monasterio de Veruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un conjunto de hermosas descripciones paisajísticas.  
Económicamente las cosas mejoraron para el poeta a partir de 1866, en que obtuvo el empleo de censor oficial de novelas, lo cual le permitió dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en sus Leyendas y sus Rimas, publicadas en parte en El museo universal. Pero con la revolución de 1868, el poeta perdió su trabajo, y su esposa lo abandonó ese mismo año.  
Se trasladó entonces a Toledo con su hermano Valeriano, y allí acabó de reconstruir el manuscrito de las Rimas, cuyo primer original había desaparecido cuando su casa fue saqueada durante la revolución septembrina. De nuevo en Madrid, fue nombrado director de la revista La Ilustración de Madrid, en la que también trabajó su hermano como dibujante.  

El fallecimiento de éste, en septiembre de 1870, deprimió extraordinariamente al poeta, quien, presintiendo su propia muerte, entregó a su amigo Narciso Campillo sus originales para que se hiciese cargo de ellos tras su óbito, que ocurriría tres meses después del de Valeriano.


PARA TRABAJAR EN EL TALLER.
0)    Palabras bíblicas de motivación.
1)    Estudio del tema.
2)    Lectura de poemas de Gustavo Adolfo Bécquer.
3)    Recortar los versos del poema “Volverán las oscuras golondrinas…”; doblarlos y sacar uno al azar cada integrante del taller.
4)    Escribir un poema a partir del verso escogido al azar.

JOSÉ CADALSO.

 
El Romanticismo literario en España tuvo uno de sus polos fundamentales en Andalucía, con autores como el Duque de Rivas, José Cadalso y Gustavo Adolfo Béquer.
 
 
 
 
(Cádiz, 1741-Gibraltar, 1782) Escritor español. Se orientó hacia la carrera militar, llegando a obtener con el tiempo el grado de coronel. Siguiendo sus diversos destinos, residió en varias ciudades españolas, sobre todo en Madrid, donde entró en contacto con los círculos literarios del momento. Inició su producción literaria con una serie de dramas de corte neoclásico, como Sancho García (1771), algunos de los cuales fueron prohibidos por la censura, a los que siguió una sátira contra la pedantería de ciertas clases sociales, Los eruditos a la violeta (1772), con la que obtuvo su primer éxito literario. Siguiendo en la misma actitud crítica, próxima al espíritu de la Ilustración, escribió su obra más famosa, las Cartas marruecas (1789), inspirada en las Cartas persas de Montesquieu. En ellas, la España de su época es presentada en sus contradicciones y ambigüedades a través de la mirada exterior de un viajero de origen marroquí.
 
Filis (Phyllis) es un personaje femenino de la mitología griega. Era la hija de Licurgo, rey de Tracia, y se casó con Demofonte, hijo de Teseo, mientras pasaba por Tracia cuando regresaba a casa después de la guerra de Troya. Demofonte, llamado por el deber a Grecia, regresó a su hogar para ayudar a su padre, abandonando a Filis. Entonces ella le envío un ataúd consagrado a Rea, pidiéndole que solo lo abriera cuando él perdiera la esperanza de regresar. A partir de aquí, la historia varía.
En una versión, Filis se suicida ahorcándose en un árbol. En el lugar en donde la entierran, crece un árbol de almendra, que florece cuando regresa Demofonte. En una segunda versión de la historia, Demofonte al abrir el ataúd se horrorizò por lo que vio, montó a horcajadas en su caballo y se lanzó a galope tendido: murió desmontado cayendo sobre su espada. Esta historia aparece notablemente posible en el Libro II de la epopeya epistolar de Ovidio, Heroides (Heroínas), y también aparece en la obra de Calímaco.
Los Nueve Caminos se derivan de la historia de Filis, que se dice que regresará nueve veces a las orillas esperando el regreso de Demofonte.
Filis también es un personaje muy frecuente en la poesía pastoril: la pastorcilla sencilla, encantadora y enamorada. El poeta español Lope de Vega escribió un ciclo acerca de ella.
 
 

 
 
A LA PRIMAVERA, DESPUÉS DE LA MUERTE DE FILIS

No basta que en su cueva se encadene
el uno y otro proceloso viento,
ni que Neptuno mande a su elemento
con el tridente azul que se serene;

ni que Amaltea el fértil campo llene
de fruta y flor, ni que con nuevo aliento
al eco den las aves dulce acento,
ni que el arroyo desatado suene.

En vano anuncias, verde primavera,
tu vuelta de los hombres deseada,
triunfante del invierno triste y frío.

Muerta Filis, el orbe nada espera,
sino niebla espantosa, noche helada,
sombras y susto como el pecho mío.
 
AL PINTOR QUE ME HA DE RETRATAR
 
Discípulo de Apeles,
si tu pincel hermoso
empleas por capricho
en este feo rostro,
no me pongas ceñudo,
con iracundos ojos,
en la diestra el estoque
de Toledo famoso,
y en la siniestra el freno
de algún bélico monstruo,
ardiente como el rayo,
ligero como el soplo;
ni en el pecho la insignia
que en los siglos gloriosos
alentaba a los nuestros,
aterraba a los moros;
ni cubras este cuerpo
con militar adorno,
metal de nuestras Indias,
color azul y rojo;
ni tampoco me pongas,
con vanidad de docto,
entre libros y planos,
entre mapas y globos.
Reserva esta pintura
para los nobles locos
que honores solicitan
en los siglos remotos;
a mí, que sólo aspiro
a vivir con reposo
de nuestra frágil vida
estos instantes cortos,
la quietud de mi pecho
representa en mi rostro,
la alegría en la frente,
en mis labios el gozo.
Cíñeme la cabeza
con tomillo oloroso,
con amoroso mirto,
con pámpano beodo;
el cabello esparcido,
cubriéndome los hombros,
y descubierto al aire
el pecho bondadoso;
en esta diestra un vaso
muy grande, y lleno todo
de jerezano néctar
o de manchego mosto;
en la siniestra un tirso,
que es bacanal adorno,
y en postura de baile
el cuerpo chico y gordo;
o bien junto a mi Filis,
con semblante amoroso,
y en cadenas floridas
prisionero dichoso.
Retrátame, te pido,
de este sencillo modo,
y no de otra manera,
si tu pincel hermoso
empleas, por capricho,
en este feo rostro.

SOBRE EL ANHELO CON QUE CADA UNO TRABAJA PARA LOGRAR SU OBJETO


Pierde tras el laurel su noble aliento
el héroe joven en la atroz milicia;
supúltase en el mar por su avaricia
el necio, que engañaron mar y viento.

Hace prisión su lúgrube aposento
el sabio por saber; y por codicia
el que al duro metal de la malicia
fio su corazón y su contento.

Por su cosecha sufre el sol ardiente
el labrador, y pasa noche y día
el cazador de su familia ausente.

Yo también llevaré con alegría
cuantos sustos el orbe me presente,
sólo por agradarte, Filis mía.
SOBRE EL PODER DEL TIEMPO
 
Todo lo muda el tiempo, Filis mía,
todo cede al rigor de sus guadañas:
ya transforma los valles en montañas,
ya pone un campo donde un mar había.

El muda en noche opaca el claro día,
en fábulas pueriles las hazañas,
alcázares soberbios en cabañas,
y el juvenil ardor en vejez fría.

Doma el tiempo al caballo desbocado,
detiene el mar y viento enfurecido,
postra al león y rinde al bravo toro.

Sola una cosa al tiempo denodado
ni cederá, ni cede, ni ha cedido,
y es el constante amor con que te adoro.

 
LETRILLAS SATÍRICAS IMITANDO EL ESTILO DE GÓNGORA Y QUEVEDO


Que un sabio de mal humor
llame locura al amor,
ya lo veo;
pero que no se enloquezca
cuando otro humor prevalezca,
no lo creo.

Que una doncella guardada
esté del mundo apartada,
ya lo veo;
pero que no muera ella
por salir de ser doncella,
no lo creo.

Que un filósofo muy grave
diga que de amor no sabe,
ya lo veo;
pero que no mienta el sabio
con el pecho y con el labio,
no lo creo.

Que una moza admita un viejo
por marido o por cortejo,
ya lo veo;
mas que el viejo en confusiones
no dé por cuernos doblones,
no lo creo.

Que un amante abandonado
diga que está escarmentado,
ya lo veo;
pero que él no se desdiga
si encuentra grata a su amiga,
no lo creo.


Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.

Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.

Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.

Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.

Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.


A LA MUERTE DE FILIS
 
En lúgubres cipreses
he visto convertidos
los pámpanos de Baco
y de Venus los mirtos;
cual ronca voz del cuervo
hiere mi triste oído
el siempre dulce tono
del tierno jilguerillo;
ni murmura el arroyo
con delicioso trino;
resuena cual peñasco
con olas combatido.
En vez de los corderos
de los montes vecinos
rebaños de leones
bajar con furia he visto;
del sol y de la luna
los carros fugitivos
esparcen negras sombras
mientras dura su giro;
las pastoriles flautas,
que tañen mis amigos,
resuenan como truenos
del que reina en Olimpo.
Pues Baco, Venus, aves,
arroyos, pastorcillos,
sol, luna, todos juntos
miradme compasivos,
y a la ninfa que amaba
al infeliz Narciso,
mandad que diga al orbe
la pena de Dalmiro.


 
CASOS DE SUICIDIO EN LA BIBLIA 

1)    Abimelec, mortalmente herido por una piedra de molino arrojada por una mujer, pide a su escudero que lo mate para escapar a la vergüenza (Jueces 9:54). 
2)    Saúl, gravemente herido en batalla, se quita la vida (1 Samuel 31:4). Viendo lo que había hecho el rey, el escudero “se echó sobre su espada, y murió con él” (31:5). Estas muertes fueron motivadas por el temor de lo que podría hacer con ellos el enemigo. 
3)    Ahitofel, uno de los consejeros de Absalón, se ahorcó al darse cuenta de que se había rechazado su consejo (2 Samuel 17:23). 
4)    Zimri llegó a ser rey mediante una conspiración, pero al ver que el pueblo no lo apoyaba, entró “en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo” (1 Reyes 16:18). 
5)    Sansón se quitó la vida y eliminó a muchos enemigos al causar el derrumbe de un edificio (Jueces 16:29, 30). 
6)    Judas estaba tan perturbado emocionalmente después de traicionar a Jesús que se ahorcó (Mateo 27:5). 
7)    Tras el terremoto, el carcelero de Filipos creyó que los presos habían escapado e intentó suicidarse, pero Pablo lo convenció de que no lo hiciera (Hechos 16:26-28).

 

ÁNGEL DE SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS.


El Romanticismo literario en España tuvo uno de sus polos fundamentales en Andalucía, con autores como el Duque de Rivas, José Cadalso y Gustavo Adolfo Béquer.

 

 

Nació en Córdoba, en 1791 y murió en Madrid, en 1865. Poeta y dramaturgo español cuya obra es considerada emblemática del romanticismo hispano. De ideas liberales, luchó contra los franceses en la guerra de independencia y más tarde contra el absolutismo de Fernando VII, por lo que tuvo que exiliarse a Malta. Estas experiencias inspiraron algunos de sus poemas, como Con once heridas mortales, al modo de los antiguos romances pastoriles. Sus primeros versos (reunidos en Poesías, 1813) y obras teatrales, como Ataúlfo (1814) y Lanuza (1822), se encuadraban dentro del orden neoclásico. Sin embargo, durante su exilio maltés conoció la obra de William Shakespeare, Walter Scott y Lord Byron, adscribiéndose a la corriente romántica con los poemas El desterrado y El sueño del proscrito (1824), y El faro de Malta (1828).

Vivió en Francia de 1830 a 1834, año en que pudo regresar a España y heredar el título nobiliario y una gran fortuna. Inició entonces su evolución hacia el ideario conservador. Tras los sucesos de La Granja, renunció a su cartera de Gobernación y se exilió en Lisboa. De esta época son sus obras más representativas: El moro expósito o Córdoba y Burgos en el siglo XI (1834), «leyenda en doce romances» sobre el tema de los infantes de Lara y el bastardo Mudarra que es considerada pieza fundacional del romanticismo en España, y el drama en prosa y verso Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), cuyo estreno conoció un estruendoso éxito que recuerda el que en Francia había obtenido Víctor Hugo con su Hernani

Don Álvaro o la fuerza del sino inauguró el teatro romántico español y con ello el teatro moderno en España. En esta obra aparecen todos los elementos típicos del romanticismo, como la melancolía o el pesimismo, y se desarrolla un tema característico: el del hombre arrastrado a la desgracia por un destino contra el que su voluntad nada puede hacer. Los principios románticos de fatalidad y rebeldía surgen, como en la tragedia clásica, como expresiones de un sistema social y acaso cósmico determinado por la injusticia como trasunto del destino, el cual, como fuerza irresistible fruto de la misteriosa combinación de azar y necesidad, gobierna los actos de los personajes.  

Con posterioridad, el duque de Rivas fue embajador en Nápoles (1846) y en París (1859), y director de la Real Academia Española. De su última etapa son la comedia Tanto vales cuanto tienes (1840), el drama El desengaño de un sueño (1842) y el estudio histórico Historia de la sublevación de Nápoles (1848). En 1841 publicó sus Romances históricos: destaca de esta colección de sesenta y nueve romances un gusto por lo decorativo y descriptivo, por las sensaciones casi pictóricas en las que se reconocía su afición por este arte, del que llegó a ser un notable maestro, así como la variedad temática. De entre los de ambiente medieval merecen mencionarse romances como Don Álvaro de Luna y Una antigualla en Sevilla; otros se sitúan en la época de los Austrias: Un castellano leal, Una noche en Madrid, Recuerdos de un gran hombre, El mayor desengaño y El Conde de Villamediana. Escribió también por esos años algunas leyendas románticas al estilo de Zorrilla, pero con menor soltura, como La azucena milagrosa (1847).

 

Un castellano leal
Romance IV

Muy pocos días el Duque
hizo mansión en Toledo,
del noble Conde ocupando
los honrados aposentos.

Y la noche en que el palacio
dejó vacío, partiendo
con su séquito y sus pajes
orgulloso y satisfecho;

Turbó la apacible luna
un vapor blanco y espeso,
que de las altas techumbres
se iba elevando y creciendo:

A poco rato tornóse
en humo confuso y denso,
que en nubarrones oscuros
ofuscaba el claro cielo;

Después en ardientes chispas,
y en un resplandor horrendo
que iluminaba los valles,
dando en el Tajo reflejos;

Y al fin su furor mostrando
en embravecido incendio,
que devoraba altas torres
y derrumbaba altos techos.

Resonaron las campanas,
conmovióse todo el pueblo
de Benavente el palacio
presa de las llamas viendo.

El Emperador confuso
corre a procurar remedio,
en atajar tanto daño
mostrando tenaz empeño.

En vano todo; tragóse
tantas riquezas el fuego,
a la lealtad castellana
levantando un monumento.

Aun hoy unos viejos muros
del humo y las llamas negros,
recuerdan acción tan grande
en la famosa Toledo.
Mísero leño

Mísero leño, destrozado y roto,
que en la arenosa playa escarmentado
yaces del marinero abandonado,
despojo vil del ábrego y del noto.

¡Cuánto mejor estabas en el soto,
de aves y ramas y verdor poblado,
antes que, envanecido y deslumbrado,
fueras del mundo al término remoto!

Perdiste la pomposa lozanía,
la dulce paz de la floresta umbrosa,
donde burlabas los sonoros vientos.

¿Qué tu orgulloso afán se prometía?
¿También burlarlos en la mar furiosa?
He aquí el fruto de altivos pensamientos.

Ojos divinos

Ojos divinos, luz del alma mía,
por la primera vez os vi enojados;
¡y antes viera los cielos desplomados,
o abierta ante mis pies la tierra fría!

Tener, ¡ay!, compasión de la agonía
en que están mis sentidos sepultados,
al veros centellantes e indignados
mirarme, ardiendo con fiereza impía.

¡Ay!, perdonad si os agravié; perderos
temí tal vez, y con mi ruego y llanto
más que obligaros conseguí ofenderos;

tened, tened piedad de mi quebranto,
que si tornáis a fulminarme fieros
me hundiréis en los reinos del espanto.

Receta segura

Estudia poco o nada, y la carrera
acaba de abogado en estudiante,
vete, imberbe, a Madrid, y, petulante,
charla sin dique, estafa sin barrera.

Escribe en un periódico cualquiera;
de opiniones extremas sé el Atlante
y ensaya tu elocuencia relevante
en el café o en junta patriotera.

Primero concejal, y diputado
procura luego ser, que se consigue
tocando con destreza un buen registro;
no tengas fe ninguna, y ponte al lado
que esperanza mejor de éxito abrigue,
y pronto te verás primer ministro.

PARA TRABAJAR EN EL TALLER.
0)    Palabras de motivación: Una profecía.
1)    Estudio del tema.
2)    Lectura de poemas del Duque de Rivas.
3)    Escribir un poema basado en los eventos de Semana Santa.
 

“1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? 2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” Isaías 53:1-3
 

  • El capítulo 53 de Isaías es la más grande profecía del Antiguo Testamento sobre la obra redentora del Mesías, el texto más completo de la Biblia sobre el propósito de la muerte de Jesucristo. 
  • El nombre de Isaías significa “Jehová es salvación” 
  • Desarrolló su ministerio profético durante los reinados de Ajaz y Ezequías (736-687). Fue testigo de la ruina de Samaria.
  • Su mensaje principal fue que Dios es Santo y por tanto Su pueblo también debe serlo. 
  • Isaías insiste en la necesidad de una fe completa en Dios, en la vida personal, pública y política; razón por la que suele llamarse “el evangelista del Antiguo Testamento”.