martes, 18 de febrero de 2020

LA ENEIDA




Epopeya latina escrita por Virgilio en el siglo I aC por encargo del emperador Augusto, con el fin de glorificar el Imperio Romano, atribuyéndole un origen mítico.

Virgilio elaboró una reescritura más que una continuación de los poemas homéricos, tomando como punto de partida la guerra de Troya y la destrucción de esa ciudad, y presentando la fundación de Roma a la manera de los mitos griegos.

El poeta trabajó en La Eneida desde el año 29 aC hasta el fin de sus días, 19 aC. En su lecho de muerte encargó quemar la obra, pero Augusto no lo permitió.

Características formales
La obra, de casi 10.000 hexámetros dactílicos, está dividida en 12 libros que a su vez se pueden agrupar en dos partes:
·         Libros I a VI, en los que, a imitación de la Odisea, se narran los viajes de Eneas hasta llegar a Italia.
·         Libros VII a XII, en los que, a imitación de la Ilíada y del Ciclo troyano, se narran las conquistas de Eneas en Italia.

Virgilio emplea figuras literarias como la aliteración, la onomatopeya y la sinécdoque; también el símil, la personificación y metáforas, frecuentemente para dotar a los pasajes de tensión y de fuerza dramática.

Como en la Ilíada y en la Odisea, la narración de la Eneida comienza “in medias res, en este caso con la flota troyana en la parte occidental del Mediterráneo y dirigiéndose a Italia.

Modelos de la obra
Virgilio se planteó una suerte de competición con Homero. Así, frente a los 24 cantos de que se compone cada una de las epopeyas homéricas, la Eneida se compone de 12. Se pueden encontrar paralelismos, con sus correspondientes oposiciones, entre las dos obras griegas y esta otra latina:

·         El regreso (nostos) más propio de la Odisea y de la primera mitad de la Eneida. En La Eneida, el regreso no es el de un héroe a su hogar, sino el de parte de un pueblo a uno de los lugares de origen de la estirpe de alguno o de algunos de sus héroes, lugar determinado por elección divina y que los héroes habrán de averiguar. En la cronología mítica, el viaje del Eneas literario coincidiría en el tiempo con los nostoi griegos. Como en la Odisea, en la Eneida hay una deidad que se opone a que el héroe llegue a su destino (Poseidón en el poema griego y Juno en el latino), otras deidades que se alían con ella, otras que ayudan al héroe (algunas, teniéndolo como su protegido: Atenea protege a OdiseoVenus protege a Eneas), cambios de alianzas y deidades que no toman un partido.

·         La justificación de la guerra entre dos pueblos con motivos míticos y de amores y desamores. En la Ilíada, y en general en el Ciclo troyano, se presenta como causa humana de la guerra inmediata, contemporánea o reciente el despecho de Menelao por el abandono de que es objeto por parte de Helena, aunque este habrá de explicarse por asuntos de los dioses. En la Eneida, se presenta como causa humana de futuras guerras el despecho de Dido por el abandono de que es objeto por parte de Eneas, y también habrá de explicarse tal abandono por intrigas divinas.

El poema de Virgilio se compara también con las Argonáuticas de Apolonio, y es fácil que el poeta romano tuviera presente la traducción latina de Varrón. También en este caso, hay similitudes y diferencias entre una obra y la otra en varios aspectos, empezando por los amores de Dido y Eneas y los de Jasón y Medea.

Los modelos latinos más importantes de los que se valió Virgilio para la composición de la Eneida y para el contraste con ellos son la Guerra púnica (Poenicum Bellum) de Nevio y, sobre todo, los Anales (Annales) de Ennio, el gran clásico de la épica romana en ese tiempo. En varios pasajes de la Eneida se citan otros del poema de Ennio, a veces literalmente.

Sobre el título y el protagonista
¿Por qué el poema se titula La Eneida? Porque el relato se centra en Eneas, el héroe troyano. Es un personaje de la mitología grecorromana, héroe de la guerra de Troya, quien tras la caída de la ciudad logró escapar, emprendiendo un viaje hasta el Lacio (la región centro occidental de Italia) donde, tras una serie de acontecimientos, se convirtió en rey y, a la vez, en el progenitor del pueblo romano.

En efecto, sus descendientes, Rómulo y Remo, fundaron la ciudad de Roma. Eneas era hijo del príncipe dardanio Anquises y de la diosa Afrodita (Venus en la mitología romana). Se casó con Creúsa, una de las hijas de Príamo, con la cual tuvo un hijo llamado Ascanio o Iulo. En su huida de la ciudad, acompañado de toda su familia, Creúsa murió al quedarse atrás. Ya en Italia, Eneas se casó con Lavinia, hija del rey Latino, siendo esta unión el origen mítico del pueblo romano.

Eneas es una figura importante de las leyendas griegas y romanas. Sus hazañas como caudillo del ejército troyano son relatadas en la Ilíada de Homero, y su viaje desde Troya (guiado por Afrodita) que llevó a la fundación de Roma, fue relatado por Virgilio en la Eneida.

Construcción métrica
El hexámetro dactílico cataléctico o simplemente hexámetro, es una línea métrica de origen griego arcaico, de amplísimo uso en la literatura clásica. Es el verso en el que están compuestos las más importantes poesías de las literaturas griega y latina, siendo en el que están expresados íntegramente los poemas épicos más antiguos de la tradición: la Odisea y la Ilíada de Homero. El hexámetro es el verso épico de la poesía en las antiguas lenguas griega y latina; el sistema prosódico de ambos idiomas distinguía "cantidades" o "duraciones" en las vocales y en las sílabas; así, había sílabas breves y largas: la cantidad de una sílaba larga equivalía convencionalmente a dos breves, y podían remplazarse entre sí. Un hexámetro puede tener entre 12 y 17 sílabas, manteniendo la cantidad silábica. Básicamente, su estructura se explica así:
·         El verso es hexámetro o más correctamente un hexápodo porque está compuesto de 6 pies:
·         Dactílico porque cada pie es un dáctilo, una combinación rígida de una sílaba larga seguida de dos breves, reemplazable por un espondeo, una combinación de dos sílabas largas, sin que el remplazo altere la duración del verso.
·         Cataléctico, porque el último dáctilo tiene una sílaba breve de menos, y desde que en la estructura prosódica la última sílaba tiene cantidad indistinta, el último pie podía ser igualmente espondeo o troqueo.
El uso del hexámetro como elemento de composición en la poesía oral se extendió por 15 siglos, en Grecia desde Homero y Hesíodo (s. IX-VIII a. C.) hasta Nonio (s. IV), y en la lengua latina desde Ennio (s. III a.C.) hasta Claudiano (s. IV), hasta la desaparición del sistema cuantitativo en la prosodia de ambas lenguas.



LIBRO I DE LA ENEIDA (fragmento)

Canto las armas y a ese hombre que de las costas de Troya
llegó el primero a Italia prófugo por el hado y a las playas
lavinias, sacudido por mar y por tierra por la violencia
de los dioses a causa de la ira obstinada de la cruel Juno,
tras mucho sufrir también en la guerra, hasta que fundó la ciudad

y trajo sus dioses al Lacio; de ahí el pueblo latino
y los padres albanos y de la alta Roma las murallas.
Cuéntame, Musa, las causas; ofendido qué numen
o dolida por qué la reina de los dioses a sufrir tantas penas
empujó a un hombre de insigne piedad, a hacer frente

a tanta fatiga. ¿Tan grande es la ira del corazón de los dioses?
Hubo una antigua ciudad que habitaron colonos de Tiro,
Cartago, frente a Italia y lejos de las bocas
del Tiber, rica en recursos y violenta de afición a la guerra;
de ella se dice que Juno la cuidó por encima de todas las tierras,

más incluso que a Samos. Aquí estuvieron sus armas,
aquí su carro; que ella sea la reina de los pueblos,
si los hados consienten, la diosa pretende e intenta.
Pero había oído que venía una rama de la sangre troyana
que un día habría de destruir las fortalezas tirias;

para ruina de Libia vendría un pueblo poderoso
y orgulloso en la guerra; así lo hilaban las Parcas.
Eso temiendo y recordando la hija de Saturno otra guerra
que ante Troya emprendiera en favor de su Argos querida,
que aún no habían salido de su corazón las causas del enojo

ni el agudo dolor; en el fondo de su alma
clavado sigue el juicio de Paris y la ofensa de despreciar
su belleza y el odiado pueblo y los honores a Ganimedes raptado.
Más y más encendida por todo esto, agitaba a los de Troya
por todo el mar, resto de los dánaos y del cruel Aquiles,

y los retenía lejos del Lacio. Sacudidos por los hados
vagaban ya muchos años dando vueltas a todos los mares.
Empresa tan grande era fundar el pueblo de Roma.
Apenas daban velas, alegres, a la mar alejándose de las tierras
de Sicilia y surcaban con sus quillas la espuma de sal

cuando Juno, que guarda en su pecho una herida ya eterna,
pensó: «¿Desistiré, vencida, de mi intento
y no podré mantener apartado de Italia al rey de los teucros?
En verdad se me enfrentan los hados. ¿No pudo quemar Palas
la flota de los griegos y hundirlos a ellos mismos en el mar,

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La poesía épica
Es aquella en que el poeta no habla de sí mismo, sino que describe, narra e interpreta hechos exteriores a él. Posee dos caracteres: Es narrativa, porque cuenta;  es objetiva, porque lo que pretende el poeta es dar a conocer, no a sí mismo, sino lo que está fuera de él, los objetos, del mundo exterior. La poesía épica tiene su origen en la infancia misma de los pueblos. Para cantar sus costumbres, su religión sus guerras, las hazañas de sus héroes y el desarrollo de su cultura. Las principales composiciones épicas son:

a) EpopeyaNarración poética de hechos extraordinarios que constituyen la gloria de un pueblo, describiendo sus costumbres, aspiraciones e ideales. Ej. El mío Cid, anónimo; La Araucana, de Alonso de Ercilla; el Bernardo, de Balbuena; La Jerusalén conquistada, de Lope de Vega; La Ilíada y la Odisea, del griego Homero; la Divina Comedia, de el italiano Dante.

b) Canto épico: Tiene por tema un  hecho memorable, pero aislado; una victoria resonante o una hazaña realizada por un personaje ilustre. Ej.: "La naves de Cortés, destruidas", de Nicolás de Moratín; "La toma de Granad", de Leandro de Moratín.

c) Poema histórico: Se sujeta casi por completo a la verdad histórica, siguiendo el orden cronológico de los acontecimientos. Ej. "La Araucana", de Alonso de Ercilla.

d) Poema burlesco: Canta un asunto insignificante o ridículo con la magnificencia y esplendor de la epopeya, de la cual es una parodia. Ej. "La Gatomaquia", de Lope de Vega; "La Mosquea", de Villaviciosa; "La Batalla de don Carnal y doña Cuaresma", del Arcipreste de Hita.

e) Poema legendario: Es aquel que, teniendo un fondo histórico, la fantasía popular o el genio del poeta han sabido revestirlo de detalles y encantos poéticos. Ej. "El libro de Alejandro", "El poema de Apolonio", El poema de Fernán González", "Los infantes de Lara", del Duque de Rivas. 

f) Poema religioso: Canta las bellezas y armonías de Dios, la Religión, los misterios, la Virgen, los santos, etc. Ej. Los poemas de Berceo; "La Cristíada", de Fr. Diego de Hojeda.

g) Fábula: Relato en prosa o en verso de una anécdota de la cual puede extraerse una consecuencia moral o moraleja; sus personajes suelen ser animales. Los principales fabulistas han sido en España, El Arciprestre de Hita, don Juan Manuel, Iriarte y Samaniego; en Chile, Eduardo de la Barra, el Padre Antonio Román y Daniel Barros Grez; en Francia, La Fontaine; en Roma, Fredo; en Grecia, Esopo.

h) Romance: Composición narrativa y popular, que interpreta los sentimientos o costumbres del pueblo, escrita en la estrofa llamada romance. Muchas veces contiene también un fondo lírico. Los romances se pueden clasificar en: - Viejos o populares: Son romances anónimos derivados de las viejos Cantares de Gesta (siglo XV). Ej: "El Rey don Rodrigo", "Bernardo del Carpio", "Los siete Infantes de Lara"; "El Cid". - Artísticos: Son de los poetas de la Edad de Oro (siglo XVI y XVII). Ej. "Lloraba la niña""Amarrado al duro banco", de Góngora; "El testamento de don Quijote""A la corte ves, Perico", de Quevedo. - Románticos: Compuestos en el siglo XIX por los autores románticos. Ej. "Romances históricos", del Duque de Rivas. - Contemporáneos: Son del siglo XX, como los de Machado, García Lorca, etc. Ej. "Romancero gitano", de García Lorca.

i) Balada: Narración sencilla de una breve leyenda de fondo sentimental. Ha sido cultivada principalmente por los poetas alemanes Goethe, Schiller, Uhland y Heine; en España, Zorilla, Balaguer, etc.

"Rapto de las Sabinas"


RESUMEN DE LA ENEIDA POR CAPÍTULOS

Libro I
Juno, sabedora del destino de gloria que les viene a los troyanos – quienes fundarían el Imperio Romano-, intenta impedir que lleguen a Italia. Para ello pide a Eolo que con sus vientos, les haga naufragar. A cambio le ofrece una ninfa por esposa. Éste acepta y los troyanos terminan dispersándose en el mar. Neptuno percibe lo que Eolo ha hecho, y se siente injuriado, pues el océano es su imperio. Entonces ayuda a los troyanos a llegar a las playas de Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos. Mientras tanto Venus, madre de Eneas, interviene presentándose bajo la figura de una virgen espartana y les informa de que las tierras donde están son de la reina Dido. Su esposo Siqueo había sido asesinado por su hermano Pigmalión y entonces ella huyó y formó una ciudad en esas tierras que compró. Eneas se dirige a la ciudad y cuando llega ve a los compañeros que había perdido que también llegaron a pedir hospitalidad a Dido y que les ayude a buscar a su caudillo Eneas. Entonces éste se presenta y la reina Dido los acoge. Venus, buscando que Dido trate bien a Eneas, pide a su hijo Cupido que reemplace a Ascanio y produzca en Dido amor por Eneas. Éste accede. En la reunión, Dido pide a Eneas que cuente sus desgracias.

Libro II
Los libros II y III son relatos dentro del relato. Eneas, a petición de Dido, cuenta la caída y el saqueo de Troya y las tribulaciones por él mismo sufridas desde ese evento (libro III). El relato de la toma de Troya se abre con el episodio del caballo: Ulises, junto con otros soldados griegos, se oculta en un caballo de madera "alto como un monte" mientras que el resto de las tropas griegas se oculta en la isla de Ténedos, frente a Troya. Los troyanos, ignorando el engaño, entienden que los griegos han huido y hacen entrar el caballo en su ciudad. Piensan que se trata de una ofrenda a los dioses, a pesar de las advertencias de Laocoonte, que es asesinado por dos monstruos marinos junto a sus dos hijos. Llegada la noche, Ulises y sus hombres salen del caballo, abren las puertas de la ciudad y someten a Troya al fuego y el terror. En el momento del asalto, Eneas, dormido, ve a Héctor, que en sus sueños le anuncia el fin de Troya y le ordena salvar a los penates y huir. Los ruidos del combate terminan por despertar a Eneas, que viendo a su ciudad en llamas y librada a manos de los griegos, decide al principio luchar hasta morir, junto con sus compañeros. Visita el palacio de Príamo y contempla la muerte del hijo de éste, Polites, en manos de Pirro, que luego decapita al rey de Troya. En medio del caos ve a Helena y se dispone lleno de ira a castigar a la culpable de la guerra. Venus, su madre, se le aparece y lo conmina a contenerse: los verdaderos culpables son los dioses, no Helena. Lo insta luego a buscar a los dioses Penates y a su familia, para huir de Troya. Eneas busca a su padre Anquises y a su hijo Julo. Anquises se rehúsa inicialmente a partir, hasta que un presagio divino lo convence. Parten entonces de la ciudad en llamas. Habiendo perdido de vista a su mujer, Creúsa, regresa a Troya. Finalmente, tras encontrar a la aparición de Creúsa, vuelve con los suyos a las afueras de Troya, donde prepara lo necesario para la partida.

Libro III
Eneas huye con los suyos primero hacia la ciudad de los Tracios, que eran sus amigos. Sin embargo, el alma de Polidoro les dice que el Rey de Tracia estaba a favor de los griegos. Se dirigen entonces donde el rey Anio. Allí escuchan de los oráculos de Apolo que han de fundar una nueva ciudad donde vivieron sus ascendientes. Anquises piensa que se refiere a Creta, donde nació su ascendiente Jove, y allí se dirigen. Allí fundan la ciudad de Pérgamo. Sobrevino una peste y Anquises pide a Eneas que escuche nuevamente el oráculo de Apolo. Sin embargo, esto no fue necesario, pues en sueños se le dijo a Eneas que las tierras a las que se refería Apolo eran las de Italia o Lacio. Anquises recuerda que allí nació su ascendiente Dárdano y deciden viajar a esos lugares. Se dirigen a las islas del mar Jónico. Allí tienen un encuentro con Celeno y otras arpías. Los troyanos comen de sus rebaños y entonces ellas les atacan. Ellos se defienden fieramente y por ello Celeno le vaticina que sufrirá hambre cuando llegue a Roma. Tras unos viajes, Eneas se entera que Heleno, hijo de Príamo, reinaba en una ciudad cercana – pues se había casado con la viuda de Pirro – y hacia allí se dirigen. Ven allí también a Andrómaca. Heleno le predice que llegará a Italia, pero para entrar en ella tendrá que sufrir un poco, pues allí habitaban griegos. Le dice que debe cuidarse también de Caribdis y Escila. Le aconseja que implore el numen de Juno y que escuche los oráculos de la Sibila. Continuando su viaje, pasaron por el promontorio de Ceraunio y llegaron pronto a Italia. Se dirigen, sin embargo, a las costas de los cíclopes. Allí se encuentran con un griego, Aqueménides, que Ulises había abandonado quien les pide que lo lleven con él y les aconseja escapar pronto. Ya venían los cíclopes a atacarlos, pero no fueron alcanzados. Pasan por Ortigia y luego por el puerto de Drépano, donde llega la muerte a Anquises. Eneas termina su relato.

Libro IV
La Reina Dido, gracias a la acción de Cupido, se enamora de Eneas y esos sentimientos se los cuenta a su hermana Ana. Ella le recomienda dejar fluir ese amor, pero ella aún recuerda a su difunto esposo Siqueo. Cuando Juno se dio cuenta de todo ello, se alió con Venus para conseguir que Eneas se enamore también de ella. Su objetivo era que Eneas se quedara allí para siempre. Venus accede. Cuando Eneas y Dido salen de caza, hay una lluvia y ellos se esconden en la misma cueva y allí hacen el amor. Llega esto a los oídos de Júpiter y, temiendo que Eneas detenga su viaje, envía a Mercurio para que le recuerde al troyano que su destino es fundar Roma. Ya Eneas estaba armando una gran ciudad con Dido y al recibir este mensaje no sabe cómo decírselo a Dido. Atina a mandar a Sergesto, Seresto y Mnesteo que preparen sigilosamente la escuadra. Dido se entera y enfrenta a Eneas. Éste se defiende hablando de su destino, pero ella no acepta esa excusa. Con todo, le permite irse. Mercurio se le presenta nuevamente al troyano para que apure su partida. Eneas, entonces, parte inmediatamente con sus hombres. Dido, engañando a los suyos diciendo que hacía unas libaciones, se suicida.

Libro V
Se dirigen los troyanos a las tierras de su amigo Acestes. Éste los recibe bien. Se cumplía ya un año de la muerte de Anquises y entonces Eneas realizó sus funerales. Luego de ello, hubo juegos. Cloanto vence en navegación. En la carrera, Niso y Salio tropiezan y entonces vence Euríalo, pero los tres reciben premios. En la lucha nadie quiere enfrentarse Dares, hasta que el anciano Entelo accede a hacerlo y lo vence. En el tiro con arco vence Acestes. Luego Iulo hizo una representación de la guerra con sus amigos. Juno envía a Iris a que promueva en las mujeres troyanas el deseo de no viajar más. Toma Iris la forma de la anciana Beroe y realiza lo encargado, iniciando el incendio de las naves. Descubren la divinidad del personaje, pero aún así continúan las mujeres con el incendio. Eumelo informa a Eneas, quien acude al lugar inmediatamente. Entonces ruega a Júpiter que lo ayude y éste detiene el incendio. Nautes le recomienda que permita que se queden en esa ciudad quienes ya no quieran viajar. Eneas está aún indeciso, cuando en la noche se le aparece su padre Anquises y le recomienda que haga lo que Nautes dice y le pide que lo visite en el Averno. Para llegar debía visitar a Sibila y ofrecer sacrificios. Eneas comunica todo ello a sus hombres y apresuran la partida. Entretanto, Venus ruega a Neptuno que los troyanos ya no sufran males. Éste le promete que llegarán a las puertas del Averno sólo con un hombre menos. Precisamente, el Sueño hace que Palinuro, el piloto de la nave, caiga de la misma y muera.

Libro VI
Arriban a las playas de Cumas y visitan a Sibila en su caverna acompañados de la sacerdotisa Delfobe. Apolo se apodera de la Sibila y entonces Eneas le pide que permita que los troyanos se establezcan en el Lacio y les confíe sus oráculos. Le profetiza guerras a causa de una mujer, pero que saldrá victorioso. Luego Eneas le pide que le instruya cómo entrar en el infierno. La Sibila le dice que debe presentar cierto ramo y que, además, primero debe enterrar a un amigo suyo insepulto. Eneas sale de la cueva y se entera de la muerte de Miseno. Realiza sus funerales. Venus entonces envía dos palomas para que lleven a Eneas al árbol que tiene aquel mágico ramo. Eneas lo toma y lo lleva a la cueva de la Sibila. Ella le instruye que se dirija a un bosque. Así llega el troyano al Averno y arriban al río del barquero Caronte, quien transporta las almas al otro mundo a través del mismo. Ve Eneas a Palinuro, quien le pide que busque su cuerpo en el puerto de Velia y lo sepulte, para que así pueda ir en el barco de Caronte. Eneas lo promete. Para poder subir al barco de Caronte, le presentan la rama mágica. Ven en el camino la cueva de Cerbero, los jueces de los muertos, los campos llorosos, etc. En eso, Eneas ve a Dido y le pide perdón, pero ella no responde. Ve también muchas almas de grandes guerreros de otros tiempos, como a Deífobo, quien se casó con Helena cuando Paris murió. Llegan a donde el camino se divide en dos: hacia el palacio de Plutón o hacia el Tártaro. Arriban a los bosques afortunados y buscan a Anquises. Tras un nostálgico encuentro, Anquises le cuenta a Eneas que las almas buenas, después de mil años, se les borra la memoria y se les manda nuevamente a la tierra en otros cuerpos. Así le predice su gran linaje: su hijo Silvio – que nacería de su esposa Lavinia –, César, Camilo, Máximo, Serrano, Romano, Marcelo, etc. También le cuenta las guerras a las que está destinado sustentar y cómo resistir a ellas. Luego Eneas regresa donde sus amigos por una puerta de marfil del Sueño. En seguida se dirigen al puerto de Cayeta.

Libro VII
Finalmente se dirigen a un bosque del Lacio, por donde pasa el río Tíber. Vivía en esas tierras Latino, esposo de Amata. Éste tenía una hija, Lavinia, quien estaba comprometida con Turno. Sin embargo, se había predicho que ella se casaría con un extranjero y no con él. Eneas come con los suyos y se quedan hambrientos. Entonces recuerda que se le había predicho que cuando eso suceda, sería el fin de sus males. Manda Eneas cien emisarios donde el rey Latino. Éste los recibe e Ilioneo le pide, en nombre de Eneas, unas tierras donde asentarse, sustentándose en los oráculos. Latino reconoce en Eneas aquel yerno prometido y les pide que vaya a visitarlo. Mientras tanto, Juno, planeando levantar una guerra negativa a los troyanos, envía a Alecto a producir la discordia. Ella inyecta mediante una de sus serpientes las furias en Amata, quien entonces se enfrenta a su esposo para que no dé la mano de Lavinia a Eneas, sino a Turno. Al ver que Latino no cambiaba de parecer, esconde a su hija y promueve sus ideas entre las otras mujeres. Luego, Alecto se dirige a Árdea, ciudad de Turno, y promueve en él el odio por Eneas, quien sería un usurpador. Le hinca, entonces, una de sus serpientes, llena de furias. Turno se decide a enfrentarse a Latino por la mano de Lavinia. Luego, se dirige Alecto a los perros cazadores de Iulo. Así estos llevan a Iulo a cazar un ciervo, que era propiedad de Tirreo, un latino. Cuando ello es descubierto, estalla una batalla y surgen las primeras víctimas. Entonces Alecto se siente satisfecha y con ella también Juno. Todos piden a Latino que declare la guerra a los troyanos, pero éste aún no accede. Llegan mientras tanto los aliados, como Lauso, Aventino, Catilo, Camila, etc.

Libro VIII
El río Tíber le habla a Eneas, quien le recomienda busque la alianza con los Palanteos, cuya ciudad estaba siguiendo el curso del río. Eneas prepara el viaje y ve entonces un buen augurio. Se acompaña de Acates. Llega a la ciudad cuando el rey Evandro y su hijo Palante ofrecía sacrificios a Hércules, y le piden alianza para enfrentar a los rútulos. Evandro se la da, viendo que eran ambas naciones descendientes de Atlante. Lo invita a participar de los sacrificios a Hércules. Mientras tanto, Venus pide a su esposo Vulcano que fabrique armas para Eneas y él accede. Entonces, Venus le informa a su hijo que le llegarán armas divinas. Luego, Evandro envía a Eneas con su hijo Palante a buscar más alianzas. Posteriormente, ya Eneas recibe las armas prometidas por su madre y todos se maravillan de ellas.

Libro IX
Juno envía a Iris para que lleve a Turno prontamente a la batalla. Ella le informa que los troyanos están sin su caudillo. Eneas había dicho que si los atacaban, se refugiasen en su empalizada. Turno intenta incendiar todo. Entonces la Madre de Júpiter aparta las naves troyanas del incendio convirtiéndolas en ninfas. Turno pensó que así los troyanos ya no podrían escapar y entonces descansó sus tropas, regocijándose con vino. Percibieron esto Niso y Eurialo y entonces solicitaron permiso a los que Eneas había comedido la dirección de la guerra, Mnesteo y Seresto, para ir en busca de Eneas, ya que los rútulos desprevenidos estaban. Lulo les promete muchos premios por esa hazaña y ellos parten inmediatamente. Niso abre el camino dando muerte a algunos rútulos. En el camino, Eurialo se rezaga y es alcanzado por Volscente. Niso percibe ello y regresa a rescatar a su amigo. Se encomienda a Apolo y da muerte a varios. Con todo, mueren Eurialo, Volscente y Niso. Las cabezas de los troyanos son exhibidas por los rútulos. Mesapo logra abrir la empalizada y se inicia una sangrienta batalla. Ascanio entra en la batalla y la neutraliza dando muerte a Numano. Marte infunde fuerza en los latinos. Luego Turno queda cercado por los troyanos, sin que Juno le pueda ayudar, pero se arroja al río y se salva.

Libro X
Júpiter prohíbe a los otros dioses que participen en la batalla. Venus le pide clemencia para sus troyanos, entonces Juno se hace la desentendida. Entonces Júpiter decide a nadie favorecer en la batalla. Ya Eneas llegaba por mar con alianzas firmadas. Le seguían guerreros como Másico, Abante, Asilas, Astur, etc. Cuando, se le acercan sus antiguas naves, que ya eran ninfas, y le informan de la batalla. Llegan y Turno no cesa su ataque. Empieza así un fiero combate. Turno pide a su hermana diosa Iuturna que le ayude en la batalla. Tras haber hecho grandes estragos, Palante es muerto por Turno, tomando éste algunas de sus armas. Eneas se enfada y da muerte a muchos rútulos. En tanto, Júpiter provoca a Juno y esta le pide que demore la muerte de Turno. Ella misma toma la figura de Eneas y, confundiendo a Turno, hace que le siga y así lleva a Turno a salvo. Él, cuando tomó cuenta, intentó regresar, pero la diosa no se lo permitió. Mecencio toma el lugar de Turno en la batalla, mientras los dioses observaban la batalla. Eneas hiere a Mecencio, pero su hijo Lauso le ayuda a huir. Sin embargo, Eneas da muerte a éste último. Mecencio regresa a la batalla y es muerto por Eneas. 

Libro XI
Eneas envía el cuerpo de Palante a su padre. Llegan luego emisarios latinos pidiendo paz para poder enterrar a sus muertos, a lo que accede Eneas. Mientras tanto, Evandro se lamenta por la muerte de su hijo, pero no retira su apoyo a Eneas. En el reino de Latino, algunos se muestran aún a favor de Turno, pero otros piden que se entregue la mano de Lavinia al troyano Eneas. Unos emisarios llegan de la ciudad de Diómedes, quien recomienda a los latinos tener mucha cautela con Eneas. Latino quiere ya detener la guerra dando a los troyanos tierras. Drances recomienda también darle la mano de Lavinia. Turno se opone y promueve nuevas batallas. La reina Camila lo apoya. Diana pide a Opis que proteja a esta guerrera y le da un arco para dicho fin. Los troyanos se acercan a las murallas latinas y se produce nueva lid. Camila destaca por sus hazañas. Júpiter infunde valor en Tarcón. Arruntes, encomendándose a Apolo, dispara una flecha contra Camila, logrando su objetivo de darle muerte. Opis se lamenta entonces. Huyen los rútulos, pero Turno, enterado de los hechos, no abandona la batalla. Llegó la noche y se detienen las actividades.

Libro XII
Latino y Amata piden a Turno que detenga la guerra, pero éste, enamorado de Lavinia, manda a Eneas un pedido para dirimir los dos solos la batalla. Eneas acepta. Juno planea un nuevo ardid: envía a la hermana de Turno, Iuturna – a quien Júpiter le dio divinidad a cambio de su virginidad –, a promover que se rompan los pactos que se hiciesen, pues sabe que Turno es menos diestro que Eneas con las armas. Mientras tanto, a los ojos de Júpiter se hacen los juramentos para que el fin de la guerra se reduzca al enfrentamiento directo de Eneas y Turno. Sin embargo, Iuturna tomó la figura del guerrero Camerto, promoviendo la intervención de los rútulos en la batalla. En eso, un augurio es interpretado por Tolumnio a favor de lo que pedía Iuturna y se rompen los pactos. Sin embargo, Eneas no estaba de acuerdo y buscaba el enfrentamiento sólo con Turno. Repentinamente, una saeta que nunca se supo de quién provino, le hiere. Turno hace entonces grandes estragos. Iulo lleva a su padre a un lugar seguro. Venus inspira al anciano Iapis para curar a Eneas. Éste recupera sus fuerzas y regresa a la batalla. Los rútulos huyen, pero Eneas sólo busca a Turno. Éste también quería enfrentarlo, pero Iuturna no se lo permite. Venus inspira a Eneas que se dirija a la ciudad. La reina Amata, viéndolos venir, piensa que Turno ha muerto y se suicida. El rey Latino se entera y sufre mucho. Le llegan noticias a Turno y entonces se desprende de su hermana para luchar. Eneas escucha que Turno llegaba ya y se dirige a su encuentro. Turno hiere levemente a Eneas, pero su espada se rompe, pues no era la suya – que por su padre Dauno heredó y que había sido hecha por Vulcano – sino una que había tomado por error de uno de sus compañeros. Apela, entonces, a la fuga buscando su espada y Eneas lo persigue. Sin embargo, la lanza del troyano se atascó en las raíces de un árbol divino, Rauno. Venus la arranca. Turno recibe su espada y se reinicia la lucha. Mientras tanto, Júpiter pregunta a Juno qué espera de la guerra y le prohíbe participar nuevamente en ella. Juno acepta que había persuadido a Iuturna de ayudar a Turno y cede a abandonar la guerra. Sin embargo, pide que cuando los troyanos se unan a los latinos, desparezca el nombre de los primeros. Júpiter accede y envía una furia a retirar a Iuturna de la batalla. Eneas acosa a Turno y éste comienza a sentir temor. Eneas le hiere con la lanza. Turno atina a tirarle una enorme piedra, pero ésta no llega a su objetivo. Entonces pide que le perdone la vida tomando a Lavinia. Eneas estaba indeciso cuando ve que Turno tenía armas de Palante. Lleno de furia, le da el ataque final.


BIBLIOGRAFÍA
  • https://www.portaleducativo.net/primero-medio/52/poesia-epica
  • https://es.wikipedia.org/wiki/Eneida
  • https://www.larapedia.com/historia_de_la_literatura/La_eneida_resumen_por_capitulos.html