A caballo
entre el siglo XIX y el XX destacan los escritores andaluces Ángel Ganivet, Manuel
Gómez-Moreno, Manuel y Antonio Machado y Francisco Villaespesa,
tradicionalmente encuadrados en la llamada Generación
del 98.
(Sevilla, 1874 - Madrid, 1947) Poeta
español. Hermano mayor del gran poeta Antonio Machado, es una figura
representativa del espíritu modernista en la poesía española de su época. Su
personalidad a la vez cosmopolita y andaluza se plasma en una lírica en la que
el gusto modernista coexiste con los motivos populares.
Se trasladó con su familia a Madrid en
1883 y se formó en la Institución Libre de Enseñanza. Vivió largas temporadas
en París, donde entró en contacto con la poesía simbolista francesa. En 1910
contrajo matrimonio con su prima Eulalia Cáceres, mujer profundamente
religiosa, y trabajó como archivero y bibliotecario. Durante la Guerra Civil
colaboró con el aparato de propaganda nacionalista y fue elegido miembro de la
Real Academia Española (1938).
Dio sus primeros pasos literarios en
la revista La Caricatura, fundada y dirigida por Enrique Parada, con
quien colaboró en los poemarios Tristes y alegres (1894), y Etcétera
(1895). Tras conocer a Rubén Darío, a quien consideró su maestro a partir de
entonces, la estética modernista penetró profundamente en sus concepciones
poéticas, forjadas también en el simbolismo francés finisecular.
La aparición de Alma (1902), Caprichos
(1905) y La fiesta nacional (Rojo y negro) (1906) lo consagró como una
de las figuras más sobresalientes de la nueva poesía, aunque más adelante buscó
una formulación más personal y cercana a su talante andalucista con Alma.
Museo. Los cantares (1907) y, sobre todo, a través de El mal poema
(1909) y Cante hondo (1912), donde la musicalidad de sus versos se
dirigió a la recuperación de la copla popular andaluza.
Junto a los indudables valores que
ofrecieron estos libros y otros como Ars moriendi (1921) o Phoenix
(1936), en la última fase de su trayectoria se pudo apreciar una propensión hacia
una lírica superficial y tópica, especialmente con Horas de oro (1938), Cadencias
de cadencias (1943) y Horario (1947). Publicó también la novela El
amor y la muerte (1913) y los ensayos La guerra literaria (1914) y Un
año de teatro (1918).
Asimismo, escribió en colaboración con
su hermano Antonio varias obras de teatro en verso, entre las que destacan Juan
de Mañara (1927), La Lola se va a los puertos (1929), La duquesa
de Benamejí (1932) y El hombre que murió en la guerra (1940).
ADELFOS
Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron -soy de la raza mora, vieja amiga del sol-, que todo lo ganaron y todo lo perdieron. Tengo el ama de nardo del árabe español. Mi voluntad se ha muerto una noche de luna en que era muy hermoso no pensar ni querer... Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna... De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer. En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos... y la rosa simbólica de mi única pasión es una flor que nace en tierras ignoradas y que no tiene aroma, ni forma, ni color. Besos, ¡pero no darlos! Gloria... ¡la que me deben! ¡Que todo como un aura se venga para mí! Que las olas me traigan y las olas me lleven y que jamás me obliguen el camino a elegir. ¡Ambición!, no la tengo. ¡Amor!, no lo he sentido. No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud. Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud. De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo. No se ganan, se heredan elegancia y blasón... Pero el lema de casa, el mote del escudo, es una nube vaga que eclipsa un vano sol. Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme lo que hago por vosotros hacer podéis por mí... ¡Que la vida se tome la pena de matarme, ya que yo no me tomo la pena de vivir!... Mi voluntad se ha muerto una noche de luna en que era muy hermoso no pensar ni querer... De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna. ¡El beso generoso que no he de devolver! LA MANZANILLA La manzanilla es mi vino porque es alegre, y es buena y porque -amable sirena- su canto encanta el camino. Es un poema divino que en la sal y el sol se baña... La médula de una caña más rica que la de azúcar... El color que da Sanlúcar a la bandera de España. |
CANTARES
Vino, sentimiento, guitarra y poesía hacen los cantares de la patria mía. Cantares... Quien dice cantares dice Andalucía. A la sombra fresca de la vieja parra, un mozo moreno rasguea la guitarra... Cantares... Algo que acaricia y algo que desgarra. La prima que canta y el bordón que llora... Y el tiempo callado se va hora tras hora. Cantares... Son dejos fatales de la raza mora. No importa la vida, que ya está perdida, y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?... Cantares... Cantando la pena, la pena se olvida. Madre, pena, suerte, pena, madre, muerte, ojos negros, negros, y negra la suerte... Cantares... En ellos el alma del alma se vierte. Cantares. Cantares de la patria mía, quien dice cantares dice Andalucía. Cantares... No tiene más notas la guitarra mía.
LA COPLA
Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son, y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor. Tal es la gloria, Guillén, de los que escriben cantares: oír decir a la gente que no los ha escrito nadie. Procura tú que tus coplas vayan al pueblo a parar, aunque dejen de ser tuyas para ser de los demás. Que, al fundir el corazón en el alma popular, lo que se pierde de nombre se gana de eternidad. |
EL
CABALLERO DE LA MANO EN EL PECHO
Este desconocido es un cristiano de serio porte y negra vestidura, donde brilla no más la empuñadura, de su admirable estoque toledano. Severa faz de palidez de lirio surge de la golilla escarolada, por la luz interior, iluminada, de un macilento y religioso cirio. Aunque sólo de Dios temores sabe, porque el vitando hervor no le apasione del mundano placer perecedero, en un gesto piadoso, y noble, y grave, la mano abierta sobre el pecho pone, como una disciplina, el caballero.
LAS
MUJERES DE ROMERO DE TORRES
Rico pan de esta carne morena, moldeada en un aire caricia de suspiro y aroma... Sirena encantadora y amante fascinada, los cuellos enarcados, de sierpe o de paloma... Vuestros nombres, de menta y de ilusión sabemos: Carmen, Lola, Rosario... Evocación del goce, Adela... Las Mujeres que todos conocemos, que todos conocemos ¡y nadie las conoce! Naranjos, limoneros, jardines, olivares, lujuria de la tierra, divina y sensüal, que vigila la augusta presencia del ciprés. En este fondo, esencia de flores y cantares, os fijó para siempre el pincel inmortal de nuestro inenarrable Leonardo cordobés. |
FIGULINAS
¡Qué bonita es la princesa! ¡qué traviesa! ¡qué bonita la princesa pequeñita de los cuadros de Watteau! Yo la miro, ¡yo la admiro, yo la adoro! Si suspira, yo suspiro; si ella llora, también lloro; si ella ríe, río yo. Cuando alegre la contemplo, como ahora, me sonríe, ...y otras veces su mirada en los aires se deslíe pensativa. ¡Si parece que está viva la princesa de Watteau! Al pasar la vista, hiere, elegante, y ha de amarla quien la viere. ...Yo adivino en su semblante que ella goza, goza y quiere, vive y ama, sufre y muere... como yo.
OCASO
Era un suspiro lánguido y sonoro la voz del mar aquella tarde... El día, no queriendo morir, con garras de oro de los acantilados se prendía. Pero su seno el mar alzó potente, y el sol, al fin, como en soberbio lecho, hundió en las olas la dorada frente, en una brasa cárdena deshecho. Para mi pobre cuerpo dolorido, para mi triste alma lacerada, para mi yerto corazón herido, para mi amarga vida fatigada... ¡el mar amado, el mar apetecido, el mar, el mar, y no pensar nada...! |
JULIO
Calle del Betis. Triana. El corazón del estío penetra el escalofrío de la fuente charlatana. La Velada de Santa Ana llena de música el río. Con los ojos de Rocío se ilumina la ventana. De envidia, al verla, una estrella, en las alturas sin fin, estremecida rutila. Y se apaga cuando ella sale envuelta en el jardín de su mantón de Manila.
CASTILLA
El ciego sol se estrella en las duras aristas de las armas, llaga de luz los petos y espaldares y flamea en las puntas de las lanzas. El ciego sol, la sed y la fatiga Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos -polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga. Cerrado está el mesón a piedra y lodo. Nadie responde... Al pomo de la espada y al cuento de las picas el postigo va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa! A los terribles golpes de eco ronco, una voz pura, de plata y de cristal, responde... Hay una niña muy débil y muy blanca en el umbral. Es toda ojos azules, y en los ojos. lágrimas. Oro pálido nimba su carita curiosa y asustada. "Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte, arruinará la casa y sembrará de sal el pobre campo que mi padre trabaja... Idos. El cielo os colme de venturas... ¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!" Calla la niña y llora sin gemido... Un sollozo infantil cruza la escuadra de feroces guerreros, y una voz inflexible grita: "¡En marcha!" El ciego sol, la sed y la fatiga... Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos -polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga. |
DOLIENTES
MADRIGALES
Por una de esas raras reflexiones de la luz, que los físicos explicarán llenando de fórmulas un libro..., Mirándome las manos -como hacen los enfermos de continuo-, veo la faceta de un diamante, en una faceta del diamante de mi anillo, reflejarse tu cara, mientas piensas que divago o medito, o sueño... He descubierto por azar este medio tan sencillo de verte y ver tu corazón, que es otro diamante puro y limpio. Cuando me muera, déjame en el dedo este anillo. Estoy muy mal... Sonrío porque el desprecio del dolor me asiste, porque aún miro lo bello en torno mío, y... por lo triste que es el estar triste. Pero ya la fontana del sentimiento mana tan lenta y sileciosa, que su canto, sonoro otrora como risa, es llanto. VERANO Frutales cargados. Dorados trigales... Cristales ahumados. Quemados jarales... Umbría sequía, solano... Paleta completa: verano. |
LA
"TONÁ" DE LA FRAGUA
(SEGUIRIYAS GITANAS) Mi pena es mu mala, porque es una pena que yo no quisiera que se me quitara. Vino como vienen, sin saber de dónde, el agua a los mares, las flores a mayo, los vientos al bosque. Vino, y se ha quedado en mi corazón, como el amargo en la corteza verde del verde limón. Como las raíces de la enredadera, se va alimentando la pena en mi pecho con sangre e mis venas. Yo no sé por dónde, ni por dónde no, se me ha liao esta soguita al cuerpo sin saberlo yo. Pensamiento mío, ¿adónde te vas? No vayas a casa de quien tú solías, que no pués entrar. A pasar fatigas estoy ya tan hecho que las alegrías se me vuelven penas dentro de mi pecho. Mare de mi alma, la vía yo diera por pasar esta noche de luna con mi compañera. A la vera tuya no puedo volver... ¡Cómo por unas palabritas locas se pierde un querer! Yo voy como un ciego por esos caminos. Siempre pensando en la penita negra que llevo conmigo. Ya se han acabado los tiempos alegres. Las florecitas que hay en tu ventana para mí no huelen. |
Desde que te fuiste,
serrana, y no vuelves, no sé qué dolores son estos que tengo, ni dónde me duelen. Esta cadenita, mare, que yo llevo, con los añitos que pasan, que pasan, va criando hierro. Los bienes son males, los males son bienes... Las mis alegrías, ¡cómo se me han vuelto fatigas de muerte! Toíta la tierra la andaré cien veces, y volveré a andarla pasito a pasito, hasta que la encuentre. Se quebró el jarrito pintao del querer. ¡Cómo plateros ni artistas joyeros lo puen componer! La prueba del frío, la prueba del fuego... ¡Cómo ha salido mi corasonsiyo del mejor acero! Yo corté una rosa llenita de espinas... Como las rosas espinitas tienen, son las más bonitas. El cristal se rompe del calor al frío, como se ha roto de alegría y pena mi corasonsiyo. Yo sentí el crujío del cristalito fino que se rompe del calor al frío. Maresita'r Carmen, guiarme los pasos, pa que me aparte de la mala senda que vengo pisando. Las que se publican no son grandes penas. Las que se callan y se llevan dentro son las verdaderas. …………….. |
CANTE HONDO
A todos nos han cantado en una noche de juerga coplas que nos han matado... Corazón, calla tu pena; a todos nos han cantado en una noche de juerga. Malagueñas, soleares y seguiriyas gitanas... Historias de mis pesares y de tus horitas malas. Malagueñas, soleares y seguiriyas gitanas... Es el saber popular, que encierra todo el saber: que es saber sufrir, amar, morirse y aborrecer. Es el saber popular, que encierra todo el saber. RETRATO Esta es mi cara y ésta es mi alma: leed. Unos ojos de hastío y una boca de sed... Lo demás, nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe... Calaveradas, amoríos... Nada grave, Un poco de locura, un algo de poesía, una gota del vino de la melancolía... ¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador, no lo he sido; ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido. Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla, media docena de cañas de manzanilla. Las mujeres... -sin ser un tenorio, ¡eso no!-, tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo. Me acuso de no amar sino muy vagamente una porción de cosas que encantan a la gente... La agilidad, el tino, la gracia, la destreza, más que la voluntad, la fuerza, la grandeza... Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero, a olor helénico y puro, lo "chic" y lo torero. Un destello de sol y una risa oportuna amo más que las languideces de la luna Medio gitano y medio parisién -dice el vulgo-, Con Montmartre y con la Macarena comulgo... Y antes que un tal poeta, mi deseo primero hubiera sido ser un buen banderillero. Es tarde... Voy de prisa por la vida. Y mi risa es alegre, aunque no niego que llevo prisa |
SOLEARIYAS
Llorando, llorando, nochecita oscura, por aquel camino la andaba buscando. Conmigo no vengas... Que la suerte mía por malitos pasos, gitana me lleva. ¡Mare del Rosario, cómo yo guardaba el pelito suyo en un relicario! ¡Qué le voy a hacer...! Yo te he querío porque te he querío y te he olvidao porque te olvidé. Toíto se acaba: la salú, la alegría, el dinero y la buena cara. Yo no sé olvidar... Yo no sé más que quererte hoy mucho y mañana más. Esta agüita fresca... ¡Cómo la tengo en los propios labios y no puó beberla! Perdona por Dios... que otra gitana se llevó las llaves de mi corazón. ¡Qué gustiyo grande que las cositas qu tú y yo sabemos no las sepa nadie! Eres como el sol: cuando tú vienes se hace de día en mi corazón. No temo a la muerte, serrana del alma, por perder la vía, sino por perderte. Siéntate a mi vera..., dame la mano, hermanita mía, cuéntame tus penas. Tiene mi chiquilla los ojitos negros más negros y grandes que he visto en mi vida. Que no quieres verme... De día y de noche, dormía y despierta, me tienes presente. |
ANTÍFONA
Ven, reina de los besos, flor de la orgía, amante sin amores, sonrisa loca... Ven, que yo sé la pena de tu alegría y el rezo de amargura que hay en tu boca. Yo no te ofrezco amores que tú no quieres; conozco tu secreto, virgen impura; amor es enemigo de los placeres en que los dos ahogamos nuestra amargura. Amarnos... ¡Ya no es tiempo de que me ames! A ti y a mí nos llevan olas sin leyes. ¡Somos a un mismo tiempo santos e infames, somos a un mismo tiempo pobres y reyes! ¡Bah! Yo sé que los mismos que nos adoran, en el fondo nos guardan igual desprecio. Y justas son las voces que nos desdoran... Lo que vendemos ambos no tiene precio. Así los dos, tú amores, yo poesía, damos por oro a un mundo que despreciamos... ¡Tú, tu cuerpo de diosa; yo, el alma mía!... Ven y reiremos juntos mientras lloramos. Joven quiere en nosotros Naturaleza hacer, entre poemas y bacanales, el imperial regalo de la belleza, luz, a la oscura senda de los mortales. ¡Ah! Levanta la frente, flor siempreviva, que das encanto, aroma, placer, colores... Diles con esa fresca boca lasciva... ¡que no son de este mundo nuestros amores! Igual camino en suerte nos ha cabido. Un ansia igual nos lleva, que no se agota, hasta que se confunda en el olvido tu hermosura podrida, mi lira rota. Crucemos nuestra calle de la amargura, levantadas las frentes, juntas las manos... ¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura; hetairas y poetas somos hermanos! |
LA LOLA
"La Lola se va a los Puertos. La Isla se queda sola". Y esta Lola, ¿quién será, que así se ausenta, dejando la Isla de San Fernando tan sola cuando se va...? Sevillanas, chuflas, tientos, marianas, tarantas, tonás, livianas... Peteneras, soleares, soleariyas, polos, cañas, seguiriyas, martinetes, carceleras... Serranas, cartageneras. Malagueñas, granadinas. Todo el cante de Levante, todo el cante de las minas, todo el cante... que cantó tía Salvaora, la Trini, la Coquinera, la Pastora..., y el Fillo, y el Lebrijano, y Curro Pabla, su hermano, Proita, Moya, Ramoncillo, Tobalo -inventor del polo-, Silverio, Chacón, Manolo Torres, Juanelo, Maoliyo... Ni una ni uno -cantaora o cantaor-, llenando toda la lista, desde Diego el Picaor a Tomás el Papelista (ni los vivos ni los muertos), cantó una copla mejor que la Lola... Esa que se va a los Puertos y la Isla se queda sola. |
Breve pasaje, tomado por lo común de la Sagrada Escritura,
que se canta o reza antes y después de los salmos y de los cánticos en las
horas canónicas, y guarda relación con el oficio propio del día.
Tal como
se entiende comúnmente en la actualidad, una antífona consta de uno o más
versos de un salmo o versículos de la Sagrada Escritura que se cantan o sólo se recitan antes
y después de cada salmo y el Magníficat durante maitines y vísperas. El verso que sirve como texto de
la antífona contiene el pensamiento principal del salmo al cual se le canta, e
indica el punto de vista desde el que se ha de comprender. En otras palabras,
da la clave para el significado litúrgico y místico
del salmo con respecto a la fiesta
en la cual se recita.
Salmo
136, un salmo antifonal.
¡Excelente! muy nutritivo culturalmente hablando. Me gustó leer sus poemas.
ResponderEliminarGracias, amigos escritores y lectores, por vuestras palabras de estímulo.
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