martes, 8 de octubre de 2013

FRANCISCO VILLAESPESA (1877-1936)


 
 

Poeta, periodista, dramaturgo y novelista; nació el año 1877 en Laujar de Andarax, pequeño pueblo de la provincia de Almería, perteneciente a la comunidad autónoma de Andalucía (España). Estudió en la universidad de Granada y a los 20 años trasladó su residencia a Madrid para dedicarse al periodismo. Allí colaboró en muchas revistas y diarios de España. Recorrió varias veces la América española como empresario teatral y recitador de sus poemas. Ferviente admirador del poeta nicaragüense Rubén Darío, fue su mejor discípulo y el más genuino continuador del estilo modernista iniciado por éste.

Villaespesa gozó en vida de una popularidad inmensa. Su fecundidad fue pasmosa y por ello, algunos críticos reprochan que esa fecundidad y fogosidad en su escritura, le hicieran publicar a borbotones por su enorme facilidad para la versificación, pero no depuraba ni seleccionaba sus escritos.

Lo profano y lo bohemio, lo sensual, lo triste, lo febril y el decaimiento, lo preciosista y lo moroso, tuvieron en este poeta andaluz un intérprete genial. En ocasiones, la mera sonoridad verbal le arrastró al amaneramiento. Poseyó la gracia voluptuosa y florida de los frondosos jardines árabes. Y, sin embargo, entre los miles y miles de sus poesías, pueden espigarse un centenar corrido de auténtica inspiración y belleza, dignas de las más admirables del parnaso español.

En el año 1936 murió en Madrid a la edad de 59 años.

 

OCASO

Asómate al balcón; cesa en tus bromas,
y la tristeza de la tarde siente.
El sol, al expirar en Occidente,
de rojo tiñe las vecinas lomas.

El jardín nos regala sus aromas;
mece el aire las hojas suavemente,
y en las blancas espumas del torrente
remojan su plumaje las palomas.

Al ver con qué tristeza en la llanura
amortigua la luz su refulgencia,
mi corazón se llena de amargura...

¡Quizá el amor que en vuestros pechos arde,
apagarse veremos en la ausencia,
como ese sol en brazos de la tarde!...
 
EL POETA RECUERDA
Sonetillo

Sus frases nunca me hirieron
y siempre me consolaron...
¡Heridas que otras me abrieron,
sus propias manos cerraron!

Aun cuando penaba tanto,
tan buena conmigo era,
que hasta me ocultaba el llanto
para que yo no sufriera.

Con su infinita ternura,
mi más intensa amargura
supo siempre consolar...

¡Y qué buena no sería,
que al morirse sonreía
para no verme llorar!


 

LA SOMBRA DE LAS MANOS

¡Oh enfermas manos ducales,
olorosas manos blancas!...

¡Qué pena me da miraros,
inmóviles y enlazadas,
entre los mustios jazmines
que cubren la negra caja!

¡Mano de marfil antiguo,
mano de ensueño y nostalgia,
hecha con rayos de luna
y palideces de nácar!

¡Vuelve a suspirar amores
en las teclas olvidadas!
¡Oh piadosa mano mística!
Fuiste bálsamo en la llaga
de los leprosos, peinaste
las guedejas desgreñadas
de los pálidos poetas;
acariciaste la barba
florida de los apóstoles
y de viejos patriarcas,
y en las fiestas de la carne,
como una azucena, pálida,
quedaste, en brazos de un beso,
de placer extenuada...

¡Oh manos arrepentidas!
¡Oh manos atormentadas!

¡En vosotras han ardido
los carbones de la Gracia!
¡En vuestros dedos de nieve
soñó amores la esmeralda;
fulguraron los diamantes
como temblorosas lágrimas,
y entreabrieron los rubíes
sus pupilas escarlata!

¡Junto al tálamo florido,
en la noche epitalámica,
temblorosas desatasteis
de una virgen las sandalias!
¡Encendisteis en el templo
los incensarios de plata,
y al pie del altar, inmóviles,
os elevasteis cruzadas
como un manojo de lirios
que rezase una plegaria!




 

¡Oh mano exangüe, dormida
entre flores funerarias!
¡Los ricos trajes de seda,
esperando tu llegada,
envejecen en las sombras
de la alcoba solitaria!

¡En Ia argéntea rueca, donde
áureos ensueños hilabas,
hoy melancólicas tejen
sus tristezas las arañas!

¡Abierto te espera el clave,
y sus teclas empolvadas
aun de tus pálidos dedos
las blancas señales guardan!

En el jardín, las palomas
están tristes y calladas,
con la cabeza escondida
bajo el candor de las alas...

¡Sobre la tumba, el poeta
inclina la frente pálida,
y sus pupilas vidriosas
en el fondo de la caja
aún abiertas permanecen,
esperando tu llegada!

Blancas sombras, blancas sombras
de aquellas manos tan blancas,
que en las sendas florecidas
de mi juventud lozana
deshojaron la impoluta
margarita de mi alma...
¿Por qué oprimía en la noche
como un dogal mi garganta?

¡Blancas manos! ... Azucenas
por mis manos deshojadas...
¿Por qué vuestras finas uñas
en mi corazón se clavan?

¡Oh enfermas manos ducales,
olorosas manos blancas!

¡Qué pena me da miraros
inmóviles y enlazadas,
entre los mustios jazmines
que cubren la negra caja!

 

¿CONOCE ALGUIEN EL AMOR?

¿Conoce alguien el amor?
¡El amor es un sueño sin fin!
Es como un lánguido sopor
entre las flores de un jardín...
¿Conoce alguien el amor?

Es un anhelo misterioso
que al labio hace suspirar,
torna al cobarde en valeroso
y al más valiente hace temblar;

es un perfume embriagador
que deja pálida la faz;
es la palmera de la paz
en los desiertos del dolor...
¿Conoce alguien el amor?

Es una senda florecida,
es un licor que hace olvidar
todas las glorias de la vida,
menos la gloria del amar...

Es paz en medio de la guerra.
Fundirse en uno siendo dos...
¡La única dicha que en la tierra
a los creyentes les da Dios!

Quedarse inmóvil y cerrar
los ojos para mejor ver;
y bajo un beso adormecer...,
y bajo un beso despertar...

Es un fulgor que hace cegar.
¡Es como un huerto todo en flor
que nos convida a reposar!
¿Conoce alguien el amor?
¡Todos conocen el amor!
 
El amor es como un jardín
envenenado de dolor...,
donde el dolor no tiene fin.
¡Todos conocen el amor!

Es como un áspid venenoso
que siempre sabe emponzoñar
al noble pecho generoso
donde le quieran alentar.

Al más leal traidor,
es la ceguera del abismo
y la ilusión del espejismo...
en los desiertos del dolor.
¡Todos conocen el amor!

 
 
¡Es laberinto sin salida
es una ola de pesar
que nos arroja de la vida
como los náufragos del mar!

Provocación de toda guerra...,
sufrir en uno la de dos...
¡La mayor pena que en la tierra
a los creyentes les da Dios!

Es un perpetuo agonizar,
un alarido, un estertor,
que hace al más santo blasfemar...
¡Todos conocen el amor!

 
CONVENTO EN RUINAS

El viejo monasterio abandonado
se pudre de vejez en la colina,
muda la torre, el coro derrumbado,
y todo el claustro amenazando ruina.

Seca la fuente, el huerto se ha secado;
en sus silencios ni un jilguero trina...
Tan sólo por las piedras del cercado
rastrera hiedra en verdecer se obstina.

Susurra el viento fúnebres querellas
por los patios ruinosos y desiertos...
Y, ajena a mundanales intereses,

parece que a la luz de las estrellas
está rezando, por los monjes muertos,
la gris Comunidad de los Cipreses.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 
 
LA RUECA

La Virgen cantaba,
la dueña dormía...
La rueca giraba
loca de alegría.

-¡Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones!

Gira, rueca mía;
gira, gira al viento...
¡Amanece el día
de mi casamiento!

¡Hila con cuidado
mi velo de nieve,
que vendrá el Amado
que al altar me lleve!

Se acerca... Le siento
cruzar la llanura...
Sueña la ternura
de su voz el viento...

¡Gira, rueca loca;
gira, gira, gira!
¡Su labio suspira
por besar mi boca!

¡Gira, que mañana,
cuando el alba cante
la clara campana,
llegará mi amante!

¡Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones!

La luz se apagaba;
la dueña dormía;
la Virgen hilaba,
y sólo se oía

la voz crepitante
de la leña seca...,
y el loco y constante
girar de la rueca.



POR TIERRAS DE SOL Y SANGRE
VII  GRANADA

Bajo el sopor canicular se enerva
la calle tortuosa de misterio,
donde, amarilla y fláccida, la yerba
crece como en un viejo cementerio.

El sol ciega... Las puertas entornadas
esperan algo que vendrá seguro,
ahogando en el silencio sus pisadas
y arrastrando su sombra sobre el muro.

La oscuridad de pobres interiores
acuchillan de luz los resplandores
de familiares cobres, y en el fondo

la vaga y verde claridad del huerto...
¡Reina un silencio tan pesado y hondo
como si todo se encontrase muerto!

VIII  EL ALBAICÍN

Con pereza oriental, en la colina dormita,
ebrio de sol, el Albaicín.
Torcida higuera su ramaje inclina
entre rojos tapiales de un jardín.

Una acritud de fruta ya madura
y podrida trasciende del vergel,
mientras el fuego de la calentura
va esculpiendo las venas en la piel.

El arco de una arábiga cisterna
nos brinda el eco de su agua interna,
que nunca doró el sol, y la frescura

de su sombra antiquísima... ¡Y advierte
la carne en su pesada calentura
la fiebre de la vida y de la muerte!


X  CÓRDOBA

En el sopor circular dormita
el alma con sus épicas quimeras,
bajo los arcos de la gran Mezquita
como un viejo bosque de palmeras.

De pronto, el fasto antiguo resucita
con pompas de orientales primaveras.
Resplandecen los muros y palpita
el aire en un desfile de banderas.

Fulge bajo las níveas vestiduras
el oro de las finas armaduras...
Abro los ojos, pálido, y contemplo

la faz de un viejo Cristo ensangrentado,
-símbolo de mi vida-abandonado
en la medrosa oscuridad del templo.



VOCABULARIO

Borbotones Erupción que hace el agua de abajo para arriba, elevándose sobre la superficie. / Hablar atropelladamente, de tropel, con desorden y confusión, muy deprisa.

Bohemio Vida que se aparta de las normas y convenciones sociales, principalmente la atribuida a los artistas

Febril Ardoroso, desasosegado, inquieto.

Morosidad Lentitud, dilación, demora. / Falta de actividad o puntualidad.

Amaneramiento Falta de variedad en el estilo.

Parnaso Conjunto de todos los poetas, o de los de un pueblo o tiempo determinado.

Ducal Perteneciente o relativo al duque.

Epitalamio
Composición poética del género lírico, en celebración de una boda.

Exangüe
Desangrado, falto de sangre. / Sin ninguna fuerza, aniquilado.

Impoluta Limpio, sin mancha.

Dogal
Cuerda o soga de la cual con un nudo se forma un lazo para atar las caballerías por el cuello. / Cuerda para ahorcar a un reo o para algún otro suplicio. / Lazada escurridiza con que se comienza la atadura de dos maderos.

Estertor Respiración anhelosa, generalmente ronca o silbante, propia de la agonía y del coma.

Dueña
Mujer que tiene el dominio de una finca o de otra cosa. / Monja o beata que vivía antiguamente en comunidad y solía ser mujer principal. / Mujer viuda que para autoridad y respeto, y para guarda de las demás criadas, había en las casas principales. / Para referirse a la señora o mujer principal casada. / Mujer que no era doncella.

Rueca Instrumento que sirve para hilar, y se compone de una vara delgada con un rocadero hacia la extremidad superior.

Sopor Adormecimiento, somnolencia. / Modorra morbosa persistente.

Canícula Período del año en que es más fuerte el calor. / Tiempo del nacimiento helíaco de Sirio, que antiguamente coincidía con la época más calurosa del año, pero que hoy no se verifica hasta fines de agosto.

Enervar Debilitar, quitar las fuerzas. / Debilitar la fuerza de las razones o argumentos. / Poner nervioso.

Albaicín Barrio costanero, pendiente.


Tapiales Molde de dos tableros paralelos en que se forman las tapias. / Trozo de pared que se hace con tierra amasada. / Pared formada de esta manera.

Fasto Se dice del día en que era lícito en la antigua Roma tratar los negocios públicos y administrar justicia. / Dicho, por contraposición a nefasto, de un día, de un año, etc.: Feliz o venturoso.

Fulgir Brillar, resplandecer.

Nívea De nieve, o semejante a ella.

Medroso Temeroso, pusilánime, que de cualquier cosa tiene miedo. / Que infunde o causa miedo.



Notas.

Dos ejercicios muy importantes en el poeta: 1) Depurar (limpiar, purificar) y 2) seleccionar (escoger lo mejor)

Estilo modernista

·         Los escritores modernistas van a cultivar sobre todo la poesía. Intentan generar belleza a través sobre todo, de la vista y el oído. Lo hacen utilizando muchas imágenes, a través de las metáforas.

·         Hay escritores que pertenecen al Modernismo, pero que no escriben con una métrica tan complicada. Escriben buscando belleza, pero a través de la sencillez, describiendo el sentimiento.

Meditación sobre el poema "¿Conoce alguien el amor?" en
http://mis-palabras-con-sentido.blogspot.com/2013/06/conoce-alguien-el-amor.HTML


 

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