martes, 30 de abril de 2013

JOSÉ CADALSO.

 
El Romanticismo literario en España tuvo uno de sus polos fundamentales en Andalucía, con autores como el Duque de Rivas, José Cadalso y Gustavo Adolfo Béquer.
 
 
 
 
(Cádiz, 1741-Gibraltar, 1782) Escritor español. Se orientó hacia la carrera militar, llegando a obtener con el tiempo el grado de coronel. Siguiendo sus diversos destinos, residió en varias ciudades españolas, sobre todo en Madrid, donde entró en contacto con los círculos literarios del momento. Inició su producción literaria con una serie de dramas de corte neoclásico, como Sancho García (1771), algunos de los cuales fueron prohibidos por la censura, a los que siguió una sátira contra la pedantería de ciertas clases sociales, Los eruditos a la violeta (1772), con la que obtuvo su primer éxito literario. Siguiendo en la misma actitud crítica, próxima al espíritu de la Ilustración, escribió su obra más famosa, las Cartas marruecas (1789), inspirada en las Cartas persas de Montesquieu. En ellas, la España de su época es presentada en sus contradicciones y ambigüedades a través de la mirada exterior de un viajero de origen marroquí.
 
Filis (Phyllis) es un personaje femenino de la mitología griega. Era la hija de Licurgo, rey de Tracia, y se casó con Demofonte, hijo de Teseo, mientras pasaba por Tracia cuando regresaba a casa después de la guerra de Troya. Demofonte, llamado por el deber a Grecia, regresó a su hogar para ayudar a su padre, abandonando a Filis. Entonces ella le envío un ataúd consagrado a Rea, pidiéndole que solo lo abriera cuando él perdiera la esperanza de regresar. A partir de aquí, la historia varía.
En una versión, Filis se suicida ahorcándose en un árbol. En el lugar en donde la entierran, crece un árbol de almendra, que florece cuando regresa Demofonte. En una segunda versión de la historia, Demofonte al abrir el ataúd se horrorizò por lo que vio, montó a horcajadas en su caballo y se lanzó a galope tendido: murió desmontado cayendo sobre su espada. Esta historia aparece notablemente posible en el Libro II de la epopeya epistolar de Ovidio, Heroides (Heroínas), y también aparece en la obra de Calímaco.
Los Nueve Caminos se derivan de la historia de Filis, que se dice que regresará nueve veces a las orillas esperando el regreso de Demofonte.
Filis también es un personaje muy frecuente en la poesía pastoril: la pastorcilla sencilla, encantadora y enamorada. El poeta español Lope de Vega escribió un ciclo acerca de ella.
 
 

 
 
A LA PRIMAVERA, DESPUÉS DE LA MUERTE DE FILIS

No basta que en su cueva se encadene
el uno y otro proceloso viento,
ni que Neptuno mande a su elemento
con el tridente azul que se serene;

ni que Amaltea el fértil campo llene
de fruta y flor, ni que con nuevo aliento
al eco den las aves dulce acento,
ni que el arroyo desatado suene.

En vano anuncias, verde primavera,
tu vuelta de los hombres deseada,
triunfante del invierno triste y frío.

Muerta Filis, el orbe nada espera,
sino niebla espantosa, noche helada,
sombras y susto como el pecho mío.
 
AL PINTOR QUE ME HA DE RETRATAR
 
Discípulo de Apeles,
si tu pincel hermoso
empleas por capricho
en este feo rostro,
no me pongas ceñudo,
con iracundos ojos,
en la diestra el estoque
de Toledo famoso,
y en la siniestra el freno
de algún bélico monstruo,
ardiente como el rayo,
ligero como el soplo;
ni en el pecho la insignia
que en los siglos gloriosos
alentaba a los nuestros,
aterraba a los moros;
ni cubras este cuerpo
con militar adorno,
metal de nuestras Indias,
color azul y rojo;
ni tampoco me pongas,
con vanidad de docto,
entre libros y planos,
entre mapas y globos.
Reserva esta pintura
para los nobles locos
que honores solicitan
en los siglos remotos;
a mí, que sólo aspiro
a vivir con reposo
de nuestra frágil vida
estos instantes cortos,
la quietud de mi pecho
representa en mi rostro,
la alegría en la frente,
en mis labios el gozo.
Cíñeme la cabeza
con tomillo oloroso,
con amoroso mirto,
con pámpano beodo;
el cabello esparcido,
cubriéndome los hombros,
y descubierto al aire
el pecho bondadoso;
en esta diestra un vaso
muy grande, y lleno todo
de jerezano néctar
o de manchego mosto;
en la siniestra un tirso,
que es bacanal adorno,
y en postura de baile
el cuerpo chico y gordo;
o bien junto a mi Filis,
con semblante amoroso,
y en cadenas floridas
prisionero dichoso.
Retrátame, te pido,
de este sencillo modo,
y no de otra manera,
si tu pincel hermoso
empleas, por capricho,
en este feo rostro.

SOBRE EL ANHELO CON QUE CADA UNO TRABAJA PARA LOGRAR SU OBJETO


Pierde tras el laurel su noble aliento
el héroe joven en la atroz milicia;
supúltase en el mar por su avaricia
el necio, que engañaron mar y viento.

Hace prisión su lúgrube aposento
el sabio por saber; y por codicia
el que al duro metal de la malicia
fio su corazón y su contento.

Por su cosecha sufre el sol ardiente
el labrador, y pasa noche y día
el cazador de su familia ausente.

Yo también llevaré con alegría
cuantos sustos el orbe me presente,
sólo por agradarte, Filis mía.
SOBRE EL PODER DEL TIEMPO
 
Todo lo muda el tiempo, Filis mía,
todo cede al rigor de sus guadañas:
ya transforma los valles en montañas,
ya pone un campo donde un mar había.

El muda en noche opaca el claro día,
en fábulas pueriles las hazañas,
alcázares soberbios en cabañas,
y el juvenil ardor en vejez fría.

Doma el tiempo al caballo desbocado,
detiene el mar y viento enfurecido,
postra al león y rinde al bravo toro.

Sola una cosa al tiempo denodado
ni cederá, ni cede, ni ha cedido,
y es el constante amor con que te adoro.

 
LETRILLAS SATÍRICAS IMITANDO EL ESTILO DE GÓNGORA Y QUEVEDO


Que un sabio de mal humor
llame locura al amor,
ya lo veo;
pero que no se enloquezca
cuando otro humor prevalezca,
no lo creo.

Que una doncella guardada
esté del mundo apartada,
ya lo veo;
pero que no muera ella
por salir de ser doncella,
no lo creo.

Que un filósofo muy grave
diga que de amor no sabe,
ya lo veo;
pero que no mienta el sabio
con el pecho y con el labio,
no lo creo.

Que una moza admita un viejo
por marido o por cortejo,
ya lo veo;
mas que el viejo en confusiones
no dé por cuernos doblones,
no lo creo.

Que un amante abandonado
diga que está escarmentado,
ya lo veo;
pero que él no se desdiga
si encuentra grata a su amiga,
no lo creo.


Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.

Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.

Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.

Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.

Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.


A LA MUERTE DE FILIS
 
En lúgubres cipreses
he visto convertidos
los pámpanos de Baco
y de Venus los mirtos;
cual ronca voz del cuervo
hiere mi triste oído
el siempre dulce tono
del tierno jilguerillo;
ni murmura el arroyo
con delicioso trino;
resuena cual peñasco
con olas combatido.
En vez de los corderos
de los montes vecinos
rebaños de leones
bajar con furia he visto;
del sol y de la luna
los carros fugitivos
esparcen negras sombras
mientras dura su giro;
las pastoriles flautas,
que tañen mis amigos,
resuenan como truenos
del que reina en Olimpo.
Pues Baco, Venus, aves,
arroyos, pastorcillos,
sol, luna, todos juntos
miradme compasivos,
y a la ninfa que amaba
al infeliz Narciso,
mandad que diga al orbe
la pena de Dalmiro.


 
CASOS DE SUICIDIO EN LA BIBLIA 

1)    Abimelec, mortalmente herido por una piedra de molino arrojada por una mujer, pide a su escudero que lo mate para escapar a la vergüenza (Jueces 9:54). 
2)    Saúl, gravemente herido en batalla, se quita la vida (1 Samuel 31:4). Viendo lo que había hecho el rey, el escudero “se echó sobre su espada, y murió con él” (31:5). Estas muertes fueron motivadas por el temor de lo que podría hacer con ellos el enemigo. 
3)    Ahitofel, uno de los consejeros de Absalón, se ahorcó al darse cuenta de que se había rechazado su consejo (2 Samuel 17:23). 
4)    Zimri llegó a ser rey mediante una conspiración, pero al ver que el pueblo no lo apoyaba, entró “en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo” (1 Reyes 16:18). 
5)    Sansón se quitó la vida y eliminó a muchos enemigos al causar el derrumbe de un edificio (Jueces 16:29, 30). 
6)    Judas estaba tan perturbado emocionalmente después de traicionar a Jesús que se ahorcó (Mateo 27:5). 
7)    Tras el terremoto, el carcelero de Filipos creyó que los presos habían escapado e intentó suicidarse, pero Pablo lo convenció de que no lo hiciera (Hechos 16:26-28).

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario