Canción: Composición lírica a la manera italiana,
dividida casi siempre en estancias largas, todas de igual número de versos
endecasílabos y heptasílabos, menos la última, que es más breve.
Terceto: Combinación métrica de tres versos de arte mayor que, a veces, constituye estrofa autónoma dentro del poema.
Décima: Combinación métrica de diez versos
octosílabos, de los cuales, por regla general, rima el primero con el cuarto y
el quinto; el segundo, con el tercero; el sexto, con el séptimo y el último, y
el octavo, con el noveno. Admite punto final o dos puntos después del cuarto
verso, y no los admite después del quinto.
Romance:
Combinación métrica de origen
español que consiste en repetir al fin de todos los versos pares una misma
asonancia y en no dar a los impares rima de ninguna especie.
Letrilla: Composición poética, amorosa, festiva o
satírica, que se divide en estrofas, al fin de cada una de las cuales se repite
ordinariamente como estribillo el pensamiento o concepto general de la
composición, expresado con brevedad.
POEMAS DE GÓNGORA
Sonetos
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano; mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello; mientras a cada labio, por cogello, siguen más ojos que al clavel temprano; y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello; goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente, no sólo en plata o vïola troncada se vuelva, mas tú y ello juntamente en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. |
La
dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas distilado, y a no invidiar aquel licor sagrado que a Júpiter ministra el garzón de Ida, amantes, no toquéis si queréis vida, porque entre un labio y otro colorado Amor está, de su veneno armado, cual entre flor y flor sierpe escondida. No os engañen las rosas, que a la Aurora diréis que, aljofaradas y olorosas, se le cayeron del purpúreo seno; manzanas son de Tántalo y no rosas, que después huyen del que incitan ahora, y sólo del Amor queda el veneno. |
Madrigal.
Inscripción para el sepulcro de Doña María de Lira
La bella Lira muda yace ahora debajo de este mármol, que sin duda lo ha convocado muda como solía canora. Si el Tajo arenas dora, ilustre piedras: culto monumento a este de las Musas instrumento. |
Octava.
Tomando ocasión de la muerte del Conde de Villamediana, se
burla del Doctor Collado, médico amigo suyo
Mataron al señor Villamediana. Dúdase con cuál arma fuese muerto: quién dice que fue media partesana; quién alfanje, de puro corvo tuerto; quién el golpe atribuye a Durindana, y en lo horrible tuviéralo por cierto, a no haber un alcalde averiguado que le dieron con un doctor Collado. |
Canción
Vuelas, oh tortolilla,
y al tierno esposo dejas en soledad y quejas; vuelves después gimiendo, recíbete arrullando, lasciva tú, si él blando. Dichosa tú mil veces, que con el pico haces dulces guerras de Amor y dulces paces. Testigo fue a tu amante aquel vestido tronco de algún arrullo ronco; testigo también tuyo fue aquel tronco vestido de algún dulce gemido; campo fue de batalla y tálamo fue luego: árbol que tanto fue perdone el fuego. Mi piedad una a una contó, aves dichosas, vuestras quejas sabrosas; mi envidia ciento a ciento contó, dichosas aves, vuestros besos süaves. Quien besos contó y quejas las flores cuente a Mayo, y al cielo las estrellas rayo a rayo. Injuria es de las gentes que de una tortolilla Amor tenga mancilla, y que de un tierno amante escuche, sordo, el ruego y mire el daño, ciego. Al fin es dios alado, y plumas no son malas para lisonjear a un dios con alas. |
Tercetos
¡Mal haya el que en señores idolatra y en Madrid desperdicia sus dineros, si ha de hacer al salir una mohatra! Arroyos de mi huerta lisonjeros (¿lisonjeros?: mal dije, que sois claros): Dios me saque de aquí y me deje veros. Si corréis sordos, no quiero hablaros; mejor es que corráis murmuradores, que llevo muchas cosas que contaros. … Pájaros suplan, pues, faltas de gentes, que en voces, si no métricas, süaves, consonancias desaten diferentes; si ya no es que de las simples aves contiene la república volante poetas, o burlescos sean o graves, y cualque madrigal sea elegante, librándome el lenguaje en el concento, el que algún culto ruiseñor me cante, prodigio dulce que corona el viento, en unas mismas plumas escondido el músico, la musa, el instrumento. … La adulación se queden y el engaño mintiendo en el teatro, y la esperanza dando su verde un año y otro año; que si en el mundo hay bienaventuranza, a la sombra de aquel árbol me espera cuyo verdor no conoció mudanza. … Oh soledad, de la quietud divina dulce prenda, aunque muda, ciudadana del campo, y de sus ecos convecina; sabrosas treguas de la vida urbana, paz del entendimiento, que lambica tanto en discursos la ambición humana: ¿quién todos sus sentidos no te aplica? Ponme sobre la mula, y verás cuánto más que la espuela esta opinión la pica. Sea piedras la corona, si oro el manto del monarca supremo; que el prudente con tanta obligación no aspira a tanto. |
¡Ya no más, ceguezuelo hermano,
ya no más! Baste lo flechado, Amor, más munición no se pierda; afloja al arco la cuerda y la causa a mi dolor; que en mi pecho tu rigor escriben las plumas juntas, y en las espaldas las puntas dicen que muerto me has. ¡Ya no más, ceguezuelo hermano, ya no más! Para el que a sombras de un roble sus rústicos años gasta, el segundo tiro basta, cuando el primero no sobre; basta para un zagal pobre la punta de un alfiler; para Bras no es menester lo que para Fierabrás. ¡Ya no más, ceguezuelo hermano, ya no más! [Gran vergüenza tuya es que pongas el mismo afán en traspasar un gabán que en enclavar un arnés. Pues ya rendido a tus pies, envuelto en mi sangre lloro, no des al viento más oro con las flechas que le das. ¡Ya no más, ceguezuelo hermano, ya no más!] Tan asaeteado estoy, que me pueden defender las que me tiraste ayer de las que me tiras hoy; si ya tu aljaba no soy, bien a mal tus armas echas, pues a ti te faltan flechas y a mí donde quepan más. ¡Ya no más, ceguezuelo hermano, ya no más! |
Letrillas Satíricas
Que la viuda en el sermón dé mil suspiros sin son, bien puede ser: mas que no los dé, a mi cuenta, porque sepan dó se sienta, no puede ser. Que esté la bella casada bien vestida y mal celada, bien puede ser; mas que el bueno del marido no sepa quién dio el vestido, no puede ser. Que anochezca cano el viejo, y que amanezca bermejo, bien puede ser; mas que a creer nos estreche que es milagro y no escabeche, no puede ser. Que olvide a la hija el padre de buscalle quien le cuadre, bien puede ser; mas que se pase el invierno sin que ella le busque yerno, no puede ser. Que sea Médico más grave quien más aforismos sabe, bien puede ser; mas que no sea más experto el que más hubiere muerto, no puede ser. Que una guitarrilla pueda mucho, después de la queda, bien puede ser; mas que no sea necedad despertar la vecindad, no puede ser. Que el mochilero o soldado deje su tercio embarcado, bien puede ser; mas que le crean de la guerra porque entró roto en su tierra, no puede ser. Que junte un rico avariento los doblones ciento a ciento, bien puede ser; mas que el sucesor gentil no los gaste mil a mil, no puede ser. |
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